Admito que Page conserva la capacidad de sorprenderme. Y esto tras casi cuarenta años en política no es fácil. El presidente, quien clama contra el sanchismo, contra la amnistía y enarbola la bandera de la unidad de España, comenzó esta legislatura con una idea de esas que a muchos se nos meten en la cabeza, aunque se quede en mero deseo. No es su caso. Nada, que Page y su entorno comenzaron a filtrar, a principios de esta legislatura, ráfagas de lo que se convirtió casi en una obsesión: las Cortes se nos quedan pequeñas, entre otras cosas, porque vamos a aumentar el número de diputados y nos queremos ir del convento de San Gil. Y para eso tenemos mayoría absoluta.
Pues nada, así las cosas, fueron muchas las voces que se alzaron contra la posibilidad de que la Cámara se ubicara allende las murallas, deparando más desolación a nuestro dañado Casco Histórico. Y así será, porque el miércoles el presidente de la Junta, tras unos meses deshojando una hipotética margarita, anunció que ese edificio a medio construir que duerme el sueño de los justos desde hace más de una década, el Quixote Crea, acogerá, en la próxima legislatura, a sus señorías de las Cortes regionales. Bien es cierto que hace no mucho, el señor Page había firmado un acuerdo con el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Julián Garde para que esa patata caliente albergara alguna facultad. Pero el primer mandatario regional ha cambiado de opinión y se lo queda.
Al anunciar, en un prestigioso foro, que las Cortes se trasladan al Quixote Crea, Page, que es más listo que el hambre, ha vendido que esta institución dará vida a los barrios de Palomarejos y Santa Teresa. No sé yo. Lo que tengo claro es que esta zona de la ciudad seguirá sin estar dotada de un centro cultural en condiciones, que es, en definitiva, para lo que se concibió esa indescriptible construcción. La decisión final refleja que los vecinos, los toledanos, no son una prioridad para algunos gobernantes, que buscan su comodidad, estar a sus anchas, cueste lo que cueste, que para ellos el dinero no es problema.
Yo me pregunto, ¿si no había fondos para acabar ese centro cultural, porque sí los hay para dar cobijo a sus señorías? Sé que nadie responderá a esta inquietante cuestión, pero mis dudas se van disipando con el paso del tiempo hasta volverse certezas.
En fin, que con el Quixote Crea, el presidente de Castilla-La Mancha ha hecho lo mismo que con el Hospitalito del Rey, que era residencia de mayores y se ha convertido en un centro de salud mental. Porque sí, porque le dio la gana. Y, mientras, los ancianos sufren las consecuencias. Ahora, el centro cultural que se diseñó en tiempos de Barreda, tampoco cumplirá su cometido. Sí, de acuerdo, no es aceptable esa mole en la ciudad, pero tampoco lo es que los vecinos siempre salgamos perdiendo. ¡Y qué decir del Casco! Porque si van a volver algunas de las consejerías que se trasladaron al Polígono, da la impresión que Page gobierna a golpe de capricho. Y eso tiene un precio que, esta vez sí, pagamos los ciudadanos.