España sin plan B

C. de la Blanca (SPC)
-

La dura derrota ante Japón muestra las carencias de una selección nacional sin respuesta ante equipos que se encierran

Jorge Vilda, seleccionador de España, durante el grupo C de la Copa Mundial Femenina de la FIFA. - Foto: EFE

En un Mundial, ante Japón y trasladando síntomas muy similares, la selección española femenina, con su contundente caída contra las asiáticas el pasado lunes (4-0), emuló a la masculina en Qatar 2022, cuando, también en el último duelo de la fase de grupos, perdió de forma sorprendente ante el combinado nipón, un golpe que a la postre fue decisivo para la siguiente ronda.

«Hemos cometido errores, no solo defensivos, tampoco hemos llegado con claridad. Está claro que era una prueba, el rival más difícil del grupo y se ha dado así, ellas han tenido mucha efectividad. Yo soy el entrenador y me responsabilizo de esta derrota», señaló Jorge Vilda en la rueda de prensa posterior al partido en Wellington.

Como le pasó a su por entonces homólogo Luis Enrique, su bloque adoleció de disponer de un plan alternativo cuando la posesión y el dominio de la pelota no son suficientes para derribar el muro defensivo del contrario. El cuadro de Vilda lo demostró contra las japonesas: 77 por ciento de posesión de las europeas para tan solo dos remates entre los tres palos y ningún gol en su cuenta particular.

En Catar, la selección masculina fue más allá, ya que dejaron a su adversario en un pobre 18 por ciento de tiempo con el balón dominado, pero perdieron 2-1.

El 4-3-3 de Vilda se estrelló ante un combinado rocoso y disciplinado como el japonés, que supo leer mucho mejor el partido, tanto la previa como el desarrollo del mismo, renunciando a la pelota y parapetándose atrás para sacar a relucir las carencias españolas a la contra.

Las dos centrales, Rocío Gálvez e Irene Paredes, salieron en la foto de todas las dianas encajadas, en uno de los peores encuentros de la zaga del conjunto nacional que se recuerdan. Sin embargo, poca o nula fue la ayuda que recibieron del centro del campo, donde una saturada Teresa Abelleira se minimizó por completo y las llamadas a echarse el equipo a la espalda cuando las cosas vienen mal dadas, Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, no brillaron como otras noches sí que lo habían hecho.

Sin respuesta

El seleccionador español tampoco supo reconducir a sus futbolistas. Pese a la reducción de espacios en su zona defensiva que propuso el equipo nipón, Vilda no realizó cambios en una primera mitad en la que, por ejemplo, Salma Paralluelo, letal con espacios por delante para correr, quedó reducida.

Tampoco supo frenar el técnico madrileño la sangría a la espalda de la zaga de su bloque, donde las asiáticas mostraron el camino que deberá seguir una sólida Suiza en octavos de final para optar a dejar en catástrofe la comparecencia de la selección en el Mundial.

El revés demostró carencias y falta de reacción, pero en un campeonato de estas características un bofetón puede servir para despertar, como pasó en Sudáfrica 2010.