Toledo tiene un punto de vertido por cada kilómetro del Tajo

M.G
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El proyecto InvesTAJO de la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss detecta 26 puntos de vertido en Toledo capital y únicamente diez están autorizados. En algunos casos se producen roturas en la red de saneamiento

Las espumas del río Tajo son una constante en los últimos años. - Foto: Y. Lancha

El río Tajo está bastante degradado y no goza de una buena calidad ambiental. Algo que es de sobra conocido, pero más allá de estas conclusiones que llevan años aireándose en la esfera pública, en estos momentos se dispone de más información gracias al proyecto InvesTajo, impulsado desde hace prácticamente un año por la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss. 

El estudio acaba de concluir su recogida de datos y los resultados que arroja son «bastante preocupantes» para Toledo en relación con el río Tajo. Según uno de los investigadores, responsable del proyecto, Raúl Urquiaga, en Toledo capital se han detectado 26 puntos de vertido al río a lo largo de 23 kilómetros de recorrido, entre la depuradora del Polígono hasta la de Estiviel, aunque el inventario no se ha realizado con la misma intensidad desde Safont hasta el Polígono Industrial. 

A pesar de todo, sí se ha podido desarrollar un visor web en relación con 36 ríos de la Cuenca del Tajo y en concreto, en Toledo se han detectado, en principio, noventa presiones que afectan a la actividad y al buen funcionamiento del río. En relación a los vertidos, Urquiaga explica  que los hay legales, es decir, inventariados y de los que hay constancia en la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y otros «fuera de la legalidad». En este caso, al investigador le llama mucho la atención «que haya una boca de vertido prácticamente por cada kilómetro de recorrido» del Tajo a su paso por la ciudad.

Urquiaga subraya que la misión de la Cátedra del Tajo no es actuar de órgano denunciante sobre esta problemática y considera que hay colectivos específicos para ello, pero sí reflejar «la realidad existente» con una buena recogida de datos que permita detectar las incidencias y los factores que contribuyen a la contaminación y degradación ambiental de un río castigado por el trasvase Tajo-Segura, los vertidos, las actividades en las proximidades de las riberas, los azudes y otras problemáticas.

El proyecto contiene ejemplos suficientes que ilustran la situación. Urquiaga subraya que únicamente 10 de los 26 vertidos detectados están autorizados por las administraciones, pero también relata «como auténtica sorpresa» encontrarse tuberías «de las que se desconoce su origen e incluso lo que vierten». En la zona de Cigarrales, sin ir más lejos, el proyecto tiene documentado un vertido ilegal. También  hay otro colector en el Puente de San Martín en cuyos alrededores «hay toallitas» y otros desperdicios que ofrecen pistas de los líquidos que se pueden estar vertiendo al Tajo, aunque no de continuo. Además, Urquiaga asegura que en la  red de saneamiento de la ciudad se producen roturas de tubería en algunos puntos en su camino a las depuradoras que originan vertidos a las aguas del Tajo.

La posibilidad de que las administraciones o la propia Fiscalía tomen cartas en el asunto dependerá, en su opinión, del conocimiento que tengan de los colectores existentes en la ciudad. Por tanto, Urquiaga confía en que la propia Confederación Hidrográfica del Tajo pueda dar un paso para controlar los vertidos una vez que disponga de información suficiente.

denuncias. Al investigador le resulta complejo determinar si existe cierta «impunidad» en los delitos relacionados con el Medio Ambiente. Afirma que existen sanciones por parte de las administraciones, pero también manifiesta la carencia de medios en servicios como el Seprona, de la Guardia Civil, para detectar incidencias e irregularidades relacionadas con el dominio público hidráulico, con lo que esta situación «sí puede favorecer la impunidad» en muchas ocasiones.