Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Milei/Maduro

27/05/2024

Hay que reconocer que tanto el ministro de Transportes de España, como el presidente de Argentina, son personajes dotados para la confrontación y, en cierto modo, para el esperpento. Pero hay reacciones que se deben medir antes de tomarse.  Una llamada a consultas del Embajador de España en Argentina puede entrar en el juego de presiones y contrapresiones diplomáticas, una retirada permanente, deja en manos del otro país la recuperación de la normalidad en las relaciones, ya que la vuelta del embajador (en este caso embajadora) o el nombramiento de uno nuevo, debe contar con la aprobación del otro. En fin, que si el Gobierno Español, este Gobierno Español, quería devolverle la pelota a Milei, lo ha hecho dándole todas las ventajas y perjudicando de paso al más de medio millón de españoles residentes en el país hermano. Además, viene bien recordar, por aquello de comparar, lo que este mismo Gobierno hizo cuando, en 2022, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro dijo textualmente «es lamentable que el Rey de España, en pleno siglo XXI, avale el genocidio, los crímenes, las violaciones y los asesinatos de millones de hombres y mujeres». La respuesta de España ante esta frase fue callarse. Al igual que ante alguna de las expresadas por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador o el de Nicaragua, Daniel Ortega, todos ellos cualificados demócratas. Así que, aun estando de acuerdo que la respuesta de Milei ante la salida de pata de banco del ministro de Transportes ha sido extemporánea y que está fuera de lugar en boca del presidente de Argentina, la respuesta ¿diplomática? del Gobierno de España es desproporcionada y solo podría entenderse en el marco de esta campaña electoral en la que el PSOE tiene que buscar enemigos exteriores para que se deje de lado el debatir sobre las cosas de comer de los españoles. Esto me recuerda cuando en época de Franco, se sacaba del cajón el descalificar a la Pérfida Albión y al grito de Gibraltar Español, se montaban manifestaciones ante la Embajada Británica en Madrid.
Recuerdo la anécdota de que, en una de estas ocasiones, el ministro de Exteriores llamó al Embajador para indicarle que no debía preocuparse, que se iban a mandar más policías para contener a las multitudes, a lo que el Embajador respondió «Sr. Ministro, me conformo con que mande menos manifestantes».
Quizás debamos pedir que, al igual que no se actuó con Maduro, no se actúe en política exterior durante una temporada, al menos tendríamos menos enemigos.