El anuncio realizado en el Debate sobre el Estado de la Región por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, de que Talavera será la sede definitiva de la colección Carranza viene a poner fin a una pugna que ha permanecido vigente durante más de dos décadas, desde que el coleccionista Vicente Carranza se fijara en Toledo para mostrar una selecta muestra de las piezas que reunió.
Carranza, fallecido en octubre de 2019, se dedicó en cuerpo y alma a recopilar una colección considerada por muchos la mejor de titularidad privada que existe en España. Por variedad, calidad y extensión, ha sido además una de las más disputadas, que por voluntad del propio coleccionista ha quedado dividida entre Toledo, Daimiel, localidad natal de Vicente Carranza, y Sevilla.
Lo anunciado por Page será, en realidad, un regreso a su lugar natural, la Ciudad de la Cerámica, en el que se pudo ver por primera vez el valor de la colección. En 1994 el Ayuntamiento de Talavera, dirigido entonces por el socialista Isidro Flores, patrocinó la exposición «Talaveras en la colección Carranza», dedicada a los fondos de cerámica talaverana antigua.
Entre el 4 de octubre y el 12 de noviembre de aquel año se pudo visitar en el Claustro de La Colegial la exposición, que contó también con el apoyo de la Diputación, CCM y la empresa del coleccionista, Paz y Cía. Faltaban todavía dos años para la apertura del Museo de Cerámica Ruiz de Luna y la muestra, a la que acompañó un catálogo de gran formato, llamó mucho la atención en una ciudad en la que por entonces no era nada fácil encontrar un recorrido cronológico por su cerámica.
Se reunieron en total 219 piezas de Talavera y Puente del Arzobispo, datadas entre el siglo XVIy principios del XIXy escogidas de una colección mucho más amplia. Cerámica oriental, holandesa, portuguesa, y, sobre todo de los principales centros productores de España: Manises, Alcora, Paterna, Triana, Murel... y, por supuesto, Talavera y Puente.
Tras la exposición en Talavera, empezó un periodo de especulaciones y reivindicaciones sobre el destino de esta colección, que el propietario zanjó en el año 2001 con el acuerdo alcanzado con la Junta de Comunidades, que contemplaba la cesión por un periodo de veinte años de una parte de las piezas, para su exposición en el Museo de Santa Cruz de Toledo. Desde entonces ha sido recurrente la reclamación de que Talavera debía ser la sede natural de la exposición, resucitada de tanto en tanto desde diversos ámbitos.
Una vez expirado el acuerdo alcanzado con Vicente Carranza, la Consejería de Cultura se decidía a finales del pasado año por la compra de la colección por un importe de 960.930 euros. Son casi 500 las piezas adquiridas que se desplazarán a Talavera, según el anuncio del presidente regional. En concreto, hay series talaveranas y otras procedentes de núcleos alfareros históricos como Manises, Paterna o Sevilla, hasta alcanzar las 486 piezas. Entre ellas hay 70 platos, algunos con una cronología de la primera mitad del siglo XIV hasta el siglo XIX, así como más de 60 albarelos de farmacia y un amplio conjunto de paneles de azulejos de Portugal, Valencia, Villafeliche, Sevilla o Barcelona.
Otras selección de piezas de la colección Carranza se puede ver en el Museo Comarcal de su localidad natal, en Daimiel, y una tercera en el Real Alcázar de Sevilla, donde se inauguró en 2010 una exposición permanente dedicada a la cerámica de Triana. Ahora en Talavera habrá que buscar un espacio para desplegar varios centenares de piezas entre lo más escogido de la tradición ceramista de los principales focos productores de España y de Europa. Otro museo de cerámica no muy lejano del Ruiz de Luna.