«Nunca tendremos el reconocimiento social que tienen ellos»

S.L.H.
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La consejera de Igualdad, Sara Simón, cree que, aunque una mujer logre ser presidenta del Gobierno o de un club de fútbol, "nunca tendremos el reconocimiento social que tienen los hombres"

«Nunca tendremos el reconocimiento social que tienen ellos" - Foto: Javier Pozo

Es su primer 8-M al frente de la Consejería de Igualdad de Castilla-La Mancha, pero tiene una amplia experiencia en esta área y, sobre todo, tiene los objetivos muy claros: reconoce sin paliativos que sin la otra mitad de la población, los hombres, la igualdad real y efectiva y, especialmente, la erradicación de la violencia ejercida contra las mujeres no serán una realidad.  

¿Está resultando más difícil que hace años conmemorar un día como este con los discursos negacionistas de la violencia machista que se escuchan a diario?

Es cierto que los últimos meses están siendo convulsos. Estamos viendo cómo se están dando pasos atrás y como las personas más jóvenes están asumiendo, de una manera muy natural, algunos postulados que antes no se planteaban. No se puede negar que hay un movimiento reaccionario a las políticas de igualdad, pero creo que en Castilla-La Mancha, donde siempre hemos trabajado desde el consenso y de la mano de los agentes sociales, podemos seguir avanzando. Sin confrontar, pero siendo firmes en los planteamientos. 

«Nunca tendremos el reconocimiento social que tienen ellos«Nunca tendremos el reconocimiento social que tienen ellos" - Foto: Javier Pozo¿Habría que cambiar algunos de estos planteamientos de los que habla a tenor de ese incremento del negacionismo?

Hay que hacer un gran pacto social donde todos los agentes que participamos de la sociedad nos concienciemos y tengamos ese objetivo claro. Uno de los principales objetivos es aislar a quienes niegan que las mujeres sufrimos una violencia estructural por el hecho de ser mujeres. El hecho más dramático se traduce en asesinatos o en violencia física y psicológica, pero cuando hablamos de brecha salarial también hablamos de violencia de género. Es importante avanzar en esa unidad, pero que esa unidad pase de las palabras a los hechos. No se puede pedir unidad cuando después se está pactando o llegando a acuerdos con partidos políticos que están negando que hay desigualdad y violencia machista.

¿Cómo cree que actuará Vox este 8-M?

Me preocupa mucho más lo que hacen en el día a día. El 8 de marzo es un día en el que reivindicamos y ponemos en valor lo que hemos avanzado. Pero las políticas de igualdad, y hacerlas de manera transversal, se llevan a cabo cada día del año. Y  Vox llega a las instituciones de la mano de un Partido Popular y lo primero que hacen es pedir la eliminación de las concejalías de Igualdad o acabar con los puntos violeta. Me preocupa que Vox haya llegado a las instituciones para, a través de sus políticas, desproteger a las mujeres que sufren violencia por el mero hecho de serlo, y a tratar de acabar con todas esas políticas que día a día, como una hormiguita, iban trabajando una sociedad más igualitaria. 

¿Cree que la ley del 'solo sí es sí' puede ayudar a reducir los preocupantes datos de violencia sexual entre jóvenes y menores?

Creo que es una ley muy positiva. Nació con un fallo que no podemos obviar y que generó demasiada demagogia por parte de algunos partidos, principalmente del Partido Popular y de Vox. Ese fallo se enmendó porque el PSOE así lo propuso y ahora tenemos que ponernos a trabajar en lo positivo que tiene esa ley, que pone el foco en el consentimiento de las mujeres y que tiene una serie de medidas añadidas que nos ayudan a transformar esta sociedad. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha ya tenemos de una manera avanzada la puesta en marcha de estos cinco centros de atención a víctimas de agresiones sexuales. Estos centros llegan porque esta ley pide que en todas las provincias haya centros de atención exclusivos a las víctimas de agresiones sexuales. Las agresiones sexuales cometidas por menores se han incrementado en el último año un 115%. Vemos como las violaciones en manada también aumentan y, por tanto, es imprescindible que desde las administraciones pongamos el foco en la intervención desde la pedagogía y la educación para cambiar los roles y los paradigmas que tienen hoy en día los jóvenes.

¿Cuándo abrirán sus puertas estos cinco centros de atención a las víctimas de agresiones sexuales?

Estamos bastante satisfechos de cómo vamos avanzando en Castilla-La Mancha con la puesta en marcha de estos cinco centros. De hecho, desde el Ministerio nos han pedido que traslademos nuestra experiencia de cómo los hemos diseñado a otras comunidades autónomas que van bastantes más retrasadas. Este año los cinco centros estarán abiertos. El más avanzado es el de Albacete que se inaugurará en las próximas semanas. Después también Toledo y Guadalajara que ya están prácticamente terminadas las obras y ahora mismo estamos con la dotación del mobiliario. A finales de verano, Cuenca y Ciudad Real también serán una realidad.

¿Qué espera del anuncio del Gobierno de aprobar una ley para proteger a los menores del porno en internet?

Recibimos la noticia con satisfacción y esperanza. El aumento de las agresiones sexuales entre menores y las violaciones en manada están muy relacionadas con la no educación afectivo-sexual que están teniendo nuestros niños y niñas. Esa ausencia conlleva que al final se tengan que formar en los espacios que tienen a su disposición. Y las redes sociales y el porno, un porno que es absolutamente machista, donde se reproducen violaciones, relaciones de sometimiento a las mujeres, lo están interpretando como que es la manera que tienen de educarse en la sexualidad. Ellos entienden que es la manera natural de relacionarse, la de someter a las mujeres, pero también las adolescentes cuando se educan viendo porno entienden que también es la manera normalizada, la de ser sometidas, vejadas y maltratadas. Creo que hay que poder dar otras herramientas a los jóvenes para que, si tienen acceso, tengan una mirada crítica. Me parece imprescindible que se controle el acceso a estos contenidos para niños y niñas.  

¿Ve necesario realizar campañas en institutos ante el incremento de la violencia sexual en los jóvenes y en los menores de edad?

Estamos trabajando en la puesta en marcha de campañas informativas. Cuando escuchas un chiste machista de tus compañeros, en vez de reirle las gracias, al final hay que poner pie en pared. También es imprescindible que la sociedad en su conjunto nos desmarquemos de la violencia de género y aislemos a los maltratadores. Tanto los hombres como las mujeres en su conjunto, ambas partes somos el 50 por ciento de la población, queremos avanzar en una sociedad que sea más igualitaria y justa y que hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades. Pero también es cierto que hay un 1%, un 2% de hombres que entienden que las mujeres no somos ciudadanas de pleno derecho, que pueden maltratarnos o vejarnos y la sociedad en su conjunto tiene que aislar a estos maltratadores. 

Es importante hacerlo desde la pedagogía y la educación y, por eso, estamos diseñando estas campañas de informacion para poder llegar a los centros educativos y de manera más intensa a las personas más jovenes que están en ese momento crucial de su vida, en el que se están formando y evolucionando para ser adultos y creo que es imprescindible poder darles esas herramientas para que puedan evolucionar y crecer con una plena conciencia de que las mujeres y los hombres somos iguales y que tenemos que tener las mismas obligaciones, pero desde luego los mismos derechos y oportunidades. Eso implica que podamos vivir en una sociedad donde el 50 por ciento de la población no tenga miedo de que la violen, de que la maten o de que la echen de su trabajo por ser mujer. 

¿Le preocupa el aumento de nuevas violencias hacia las mujeres como la 'ciberviolencia'?

Las redes sociales son una oportunidad y nos han abierto muchas posibilidades para muchas cosas buenas, pero también es cierto que son un ámbito que no tienen ningún tipo de control. Estamos viendo cómo se está generando contenido, acosando a mujeres, compartiendo contenido sexual sin el consentimiento de la propia mujer. Estamos viendo como la violencia y la prostitución están llegando a las redes sociales, como a niñas muy jóvenes se las motiva para que empiecen a publicar contenido sexual a cambio de dinero, por ejemplo, en páginas como OnlyFans. Es la nueva prostitución del siglo XXI. Es difícil controlarlas porque aplicaciones como OnlyFans ni siquiera están instaladas fiscalmente en nuestro país. Son aplicaciones que están en otros países, que tienen difícil seguimiento. Por eso es imprescindible dar herramientas a las personas jóvenes para poder enfrentar todo lo que está ocurriendo en ese mundo, donde tenemos más complicado poner esas barreras para que ellos puedan gestionarlas desde una mirada crítica. No es asumible que se extorsione, que se pase contenido sexual, que se cuestione o se agrada a las mujeres a través de las redes sociales. 

Parece muy complicado quitarnos de encima la losa del 'amor romántico' que todo lo aguanta, incluso agresiones y vejaciones o la obligación de estar siempre perfectas porque sino pensamos que no vamos a ser aceptadas…

Nos han educado en la idea del amor romántico y que somos seres humanos destinados a los cuidados. Da igual que tengan hijos o no porque si no los tienes, tienes padre, marido, hermanos de los que cuidar y a los que someterte. Definitivamente romper con esto lleva un desgaste mental importante. Si cogemos los datos de salud mental, hay estudios que señalan que las mujeres duermen infinitamente peor que los hombres porque llevan una carga emocional muy importante. Y, por supuesto, tienes que tener un trabajo, éxito, una buena figura física… Tienes que cumplir con todos esos parámetros para ser aceptada y esto se traduce en que, al final, las mujeres tenemos que esforzarnos el triple para no tener ni la mitad del reconocimiento que tienen nuestros compañeros. Vemos como las mujeres necesitamos que se nos reconozca y para eso somos capaces de hacer cualquier cosa. Somos capaces de someternos, de anteponer la felicidad del otro a la nuestra, los deseos del otro a los nuestros porque nos han dicho que tenemos que estar esforzándonos continuamente para ser válidas porque no lo somos de por sí. Mientras que a ellos les han dicho que son válidos, a nosotras nos han dicho que no lo somos, que no valemos, que no podemos y llega un punto en el que nos lo hemos creído. Y romper con esos parámetros y estereotipos lleva un desgaste emocional muy fuerte. 

Además, me parece bastante injusto que se ponga en nosotras la responsabilidad de romper con esos parámetros. Yo no tengo porque estar constantemente demostrando que soy válida. A lo mejor tú, hombre, también tienes que hacer el esfuerzo de abrirme ese espacio para que yo pueda sentirme válida porque si no lo haces estaré pensando que, por mucho que me esfuerce, no soy lo suficientemente buena. Aunque haya mujeres que han alcanzado cierta posición en su trabajo, por ejemplo, les seguirá faltando el reconocimiento. Nunca va a ser considerada igual. Da igual que seas presidenta del Gobierno, nunca vas a ser considerada como un hombre; da igual que seas la presidenta de un club de fútbol, de un banco, la cantidad de trabajadores que tengas a tu cargo, nunca vas a ser considerada igual porque hay un paradigma en el que las mujeres no tenemos el reconocimiento social que tienen los hombres. A mí me pasa de continuo, que te llamen niña, querida, guapa, por el diminutivo de tu nombre. Esto no les sucede a ellos. 

Y tienes la opción de callarte y continuar; o tienes la opción de rebelarte, pero esta conlleva un estigma social importante. Conlleva que seas la intensa, la histérica, la complicada, la molesta. Por eso muchas mujeres deciden aceptar estas desigualdades y hay otras que deciden rebelarse y en algún punto abandonan o no, pero eso conlleva ese desgaste. Y luego hay muchas mujeres que están en ese punto de querer agradar porque es lo que les han enseñado. Necesitan agradar para ser aceptadas. Aún no hemos asumido estos roles que jugamos. 

¿Cree que las políticas feministas se banalizan demasiado en este país?

En los últimos tiempos sí. Es cierto que creo que no se han tomado las mejores decisiones o no se han seguido los mejores discursos. Tratar de aplicar políticas feministas desde la confrontación no es acertado. Ahí tenemos los resultados. Hay una reacción a las políticas feministas como nunca antes. Que el 44 por ciento de los hombres y el 32 por ciento de las mujeres piensen que las políticas de igualdad discriminan a los hombres… Pensar que esto es porque hemos hecho muy bien las cosas no es lo más acertado. Las políticas de igualdad hay que hacerlas desde la pedagogía, el diálogo y la concienciación. Esto no lo vamos a conseguir sin la complicidad del 50 por ciento de la población, que son los hombres. No podemos decir que el 50 por ciento de la población, que son los hombres, son violadores en potencia porque no lo son. Tenemos que lograr que hombres y mujeres, en su conjunto, porque no todo el mundo lo hace, aíslen a los maltratadores. Ha habido momentos, incluso desde el propio Ministerio, en los que se ha preferido la confrontación y estar en el punto de mira a que esas políticas fuesen efectivas.

La paridad en la esfera pública o política está conseguida o, al menos, más que en la privada. ¿Cómo se puede cambiar la sociedad si solo se garantiza la paridad en la esfera pública? 

Estamos viendo como a las mujeres les cuesta llegar a los puestos de liderazgo, tanto el sector público como en el privado. Tiene mucho que ver con el reconocimiento del que hablábamos antes. Tiene que ver también con cómo estamos focalizando el tema de la corresponsabilidad en el ámbito laboral. Las mujeres no llegan a puestos de responsabilidad porque esa carrera que tienen que hacer hasta llegar a ese puesto es mucho más complicado. Las mujeres se quedan por el camino cuando llega el momento de tener hijos, entonces llegan las reducciones de jornada que implican que no puedan acceder a un puesto si sale una oferta o no te puedas formar. Lo que acaba sucediendo es que tienen más problemas para acceder a esos puestos de liderazgo. Esto sucede en las empresas privadas, pero también en la vida pública. Que a las mujeres nos hayan dicho que tenemos que conciliar nuestra vida familiar con la laboral implica que somos nosotras las únicas que nos tenemos que responsabilizar. Las únicas que llevamos la doble carga. Tienes que tener pareja para no ser una solterona, tener hijos, ser una buena madre, tienes que estar bien físicamente y tener éxito en tu vida laboral. Eso es todo lo que se nos exige a nosotras y encima hacerlo sin quejarte. Pero a ellos no. La carga de los cuidados y de las responsabilidades está mal repartida. Tenemos que repartir esas cargas para poder llegar en igualdad de condiciones, tanto en lo público como en lo privado. O renuncias a tener una vida familiar o hay cosas que no son viables. Por ejemplo, tener reuniones a las ocho de la tarde, no es viable si quieres educar a tus hijos o sin sentir que tendrías que estar en otro sitio.  

Siempre se ha considerado que las mujeres que viven en entornos rurales, y Castilla-La Mancha es eminentemente rural, tienen más dificultades. ¿Llega esa igualdad real a todos los sitios?

Se están dando pasos importantísimos en Castilla-La Mancha. Tenemos la ley del Estatuto de las Mujeres Rurales y una ley pionera contra la despoblación. La incorporación de la mujer al campo y a los ámbitos de dirección se ha hecho, en esta tierra, de manera ejemplar. Y, sobre todo, el reconocimiento de ese trabajo en el campo.

La violencia machista ya no está tapada, se habla de ella, y las víctimas ya saben que no están solas, pero aún así el porcentaje de aquellas que denuncian o que sus familiares o allegados lo hacen sigue siendo muy bajo. ¿A qué se debe?

Todos los días hago un llamamiento a las mujeres que sientan, en un momento determinado, que están padeciendo que puedan estar siendo violentadas, que acudan a un centro de la mujer. Si todavía no han puesto una denuncia, que acudan a un centro de la mujer porque encontrarán a  profesionales que las pueden cuidar, guiar y proteger en todo ese proceso. Una mujer víctima de la violencia machista tarda una media de 9 años en poner una denuncia. Es imprescindible que los círculos más cercanos ayuden a esas mujeres a salir de esa situación tan dramática de la que ella misma, por sí sola, no va a poder salir. Y que desde las instituciones hagamos esa labor de pedagogía. 

Pero, claro, el problema viene cuando hay mujeres que están en su casa, siendo víctimas de la violencia y escuchan a representantes públicos decir que lo que les está sucediendo no es violencia de género porque no existe. Entonces sienten abandono, culpa, que lo que les está pasando es por su propia responsabilidad. No es compatible decir que se condena un asesinato machista o pedir unidad cuando después se está permitiendo en todos los ayuntamientos en los que había posibilidad que un partido como Vox esté en las instituciones y esté tomando decisiones. Si deciden que Vox esté en las instituciones eres cómplice de lo que está sucediendo y cómplice de sus discursos.  

Hay grupo feministas que se han posicionado en contra de 'Zorra', la canción elegida para Eurovisión. Aseguran que «no es cultura, sino el ensalzamiento del machismo más zafio». ¿Qué opina?

Es una canción controvertida y que ha generado muchísimas opiniones. Banalizar con algunas cosas tampoco ayuda. Escuchaba a Carmen Calvo y tiene razón. Hay muchas mujeres que lo último que escuchan antes de ser asesinadas es 'zorra'. 

Lo cierto es que he ido cambiando de opinión sobre la canción. En un primer momento entendía que podía asumir una cierta crítica a que cuando una mujer decide libremente salir de fiesta, se la juzga; pero después hemos visto como se ha ido banalizando su mensaje y se quiere redefinir el concepto de 'zorra' y me parece que ahí sí tenemos un problema. Lo principal que tenemos que tener claro es que a la mujer no se la tiene que juzgar por el hecho de poder vivir en libertad o tener una vida diferente de los parámetros establecidos. Estamos tratando de tapar el sol con un dedo. A los hombres no se les pone ningún adjetivo. No hay que cambiar el significado de ese adjetivo, lo que hay que hacer es eliminar ese adjetivo.