Estoy seguro que el flamante alcalde de Talavera ganó las elecciones por el hartazgo y el cansancio de los talaveranos del rumbo viciado que siguió la ciudad desde hace años, por la necesidad perentoria de variarlo y hacer cara a la Junta de Comunidades, dejando claro a los gerifaltes que viven de ella que Talavera no está dispuesta a aceptar la situación en la que la han colocado ni un segundo más y no pide, exige recuperar su estatus de territorio de peso e importancia en esta comunidad inventada y sin el menor arraigo, a la que pusieron el nombre peregrino de Castilla-La Mancha como hubiera podido llamarse Castilla-La Alcarria o Castilla-La Jara sin que nada hubiera cambiado ni un pelo.
Se ve que a alguno de esos ignorantes se le ocurrió que atizándonos con el personaje -universal no lo niega nadie-, de don Quijote ya lo tenía todo hecho para que los habitantes de lo que era Castilla-La Nueva tragaran con el invento, quienes no admiten ni se resignan a un reparto digno de una tómbola de feria al que los políticos han convertido la localización de empresas, industrias y todo tipo de elementos de desarrollo que pretendan instalarse en la región castellano manchega, como si tuvieran la potestad -de hecho la tienen- de decidir caprichosamente dónde se tienen que instalar sin otros factores que influyan  en la decisión más que su capricho o conveniencia política tipo Pedro Sánchez.
Curiosamente, en los últimos tiempos hemos asistido a decisiones de la Junta que inevitablemente  benefician a las provincias de Ciudad Real y Albacete y a la ciudad de Toledo. Por mi parte pienso que son diosecillos muy libres de favorecer a quienes les dé la gana siempre que no perjudiquen con descaro a Talavera, además de hacernos víctimas de agravios comparativos. Y es que tales políticos designan con su fatal dedo dónde van y donde no los elementos enriquecedores dentro de la región.
Esto ocurre mientras desnudan a un santo para vestir a otro por orden y responsabilidad de Page que pretende no comprometerse y dedicarse a la política de los premios de la tómbola. Creo que no hay que resignarse a este gatuperio y trabajar para que quede claro que de Talavera no saldrá ni un voto si sigue la ruina: comunicaciones, comercio, desarrollo, tren, lo que sabemos todos. Señor alcalde proceda en consecuencia.