El arzobispo asegura que «no se puede seguir a Cristo aislado»

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Braulio Rodríguez apuntó, en su homilía de la misa de Pascua, que «no se puede vivir la fe desde el individualismo porque se corre el riesgo de seguir una imagen falsa de Cristo»

El arzobispo asegura que «no se puede seguir a Cristo aislado» - Foto: Yolanda Lancha

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Por primera vez en la tradición toledana, la misa de Pascua estuvo precedida por la procesión protagonizada por la Virgen de la Alegría y el Cristo Resucitado hasta la Catedral. Ambos ‘pisaban’ un lecho de flores blancas y fueron portados por los miembros de sus correspondientes cofradías, siendo la Virgen llevada por hombres y el Cristo por mujeres. Una vez llegaron al templo, las tallas fueron situadas a ambos lados del altar mayor donde, como mandan los cánones, el arzobispo de Toledo presidió una celebración litúrgica marcada por «la alegría del Señor resucitado».

Braulio Rodríguez, que procedió a bendecir a los presentes con el agua utilizada en la noche anterior para el bautismo celebrado como «iniciación en la vida nueva», dirigió sus palabras a proclamar «la resurrección verdadera» del Cristo «que nos da la paz renovando nuestro bautismo y perdonando nuestros pecados». Tuvo a bien recordar «la alegría de que esta Pascua coincide con la Pascua de nuestros hermanos ortodoxos», por lo que declaró «una alegría común a manifestar».

Y puesto que instó a la comunidad católica a sentirse «el pueblo con el que Cristo estableció un tiempo nuevo», al arzobispo de Toledo apuntó la necesidad de saber que «los que creemos en Cristo somos linaje escogido, nación santa y pueblo adquirido por Dios». Características esenciales por las que «debemos abundar en explicar quiénes somos» porque, añadió, «poseemos la libertad y dignidad de los hijos de Dios».

Así, y por «tener como fin la dilatación de su reino», este «pueblo, aunque de momento no contenga a todos los hombres y mujeres, es el germen de unidad, esperanza y salvación para el género humano». En este punto, Braulio Rodríguez afirmó que sus palabras no eran una «teoría sino una realidad» porque «aunque Cristo nos ha salvado individualmente, sería un despropósito desconocer que no se puede seguir a Cristo aislado». Porque, aseguró, «no se puede vivir la fe desde el individualismo, ya que se corre el riesgo de seguir una imagen falsa de Cristo».

De hecho, reafirmó esta postura apreciando que «la iglesia nos acoge recobrando la alegría de Dios porque en ella nos apoyamos como hermanos». Es por todo ello que «deseando una Pascual feliz y grande de 50 días», el arzobispo de Toledo señaló «la claridad propagada por Cristo en el tiempo en el que ha resucitado de entre los muertos», razón de fe «que sería un error entender como algo futuro o lejano a nuestra historia» porque «somos pueblo en espíritu». Por eso «cantamos el aleluya en sinfonía y no cada uno por separado».