«Nunca pensé que iba a vivir una erupción en directo»

C.S.Jara
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El volcanólogo talaverano Rubén López trabaja estos días en La Palma. «Es un reto profesional, estás intentando ayudar en una catástrofe de estas dimensiones»

«Nunca pensé que iba a vivir una erupción en directo»

«La lava va inexorable hacia la costa y lo que pilla lo va arrasando, despacito, pero lo arrasa todo». Lo cuenta Rubén López, un volcanólogo de Talavera que trabaja estos días a pie de campo en la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma. Hasta el viernes, la lava se había llevado por delante 420 edificios, 15 kilómetros de carreteras y había cubierto a su paso 190 hectáreas de la Isla Bonita. Revisando equipos, tomando muestra, examinando y analizando trabaja Rubén López: «Hacemos revisión de las instalaciones, de los puntos de temperatura, para saber la velocidad de enfriamiento; recogemos muestras, de ceniza, de fragmentos de roca de la misma colada, para poder examinar la composición, el origen, la fuerza con la que ha sido inyectada».  

Maneja con soltura de profesional palabras con las que el resto de los ciudadanos se han empezado a familiarizar hace apenas una semana, cuando la tierra se abrió en La Palma y empezó a expulsar lava. «Nunca pensé que lo iba a vivir en directo», confiesa Rubén, que como sus compañeros del Instituto Geográfico Nacional se multiplica para trabajar y para atender la demanda de información. «Profesionalmente es un reto, nuestra labor es limitar los daños de la población. Cuanto más vigilas y controlas mejor puedes evitar cualquier daño material, los daños personales son lo primero que tenemos que evitar», cuenta en un hueco en la actividad de un día que puede durar todavía mucho. «Estás aquí las 24 horas y trabajando a veces 18 horas, pero con la satisfacción de que estás intentando ayudar en una catástrofe de estas dimensiones».

Ingeniero de Telecomunicaciones, Rubén López empezó a hacer de los volcanes su profesión cuando entró en el Ministerio de Transportes: «A partir de ahí me fui especializando en la Redes de Vigilancia volcánicas y trabajando con mis compañeros, aquí todos vamos haciendo las labores en conjunto, vamos aprendiendo todas las disciplinas». «Me gustó mucho, al principio entré en la Red Sísmica Nacional y luego se creó esto, porque tuvimos la competencia, y rápidamente intenté entrar en este grupo», añade. 

«Nunca pensé que iba a vivir una erupción en directo»«Nunca pensé que iba a vivir una erupción en directo»En 2011 trabajó en la erupción de El Hierro, la referencia hasta ahora para profesionales como él. «Allí no hubo daño humano y el material fue a nivel de submarinismo, de los barcos, del turismo porque se evacuó una parte de la isla, pero nada más». Otra dimensión, dice, si se compara con La Palma, donde, relata, «la lava va arrasando las casas de personas que han estado ahí viviendo tranquilamente hasta poco antes». 

La dimensión humana de esta catástrofe natural le queda muy cerca: «Estamos yendo a la zona de exclusión, allí hay poca gente, pero  los vemos, cuando les permiten entrar, con camiones sacando todo de sus casas. La situación para muchas personas es dantesca». También desde el centro de atención, a donde los vecinos llegan para intentar aliviar su preocupación sobre si su casa estará entre las arrasadas por la lava. «Ya no es que no podamos facilitar la información, es que ni siquiera sabemos, porque todo son pronósticos y no les podemos decir». 

Ahora, explica, el volcán «está en una fase bastante explosiva, con muchísima emisión de gases por el conducto volcánico y al mismo tiempo soltando material de lava constantemente, lo cual hace que las dos lenguas sigan su cauce». Mientas, vive intensamente un gran reto profesional.