LOC denuncia la «pederastia de los 'socerdotes'»

C.M
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El creador Fernando Barredo exhibe en el Círculo de Arte una obra de carácter escenográfico ante la que cualquier persona puede participar con sus opiniones

LOC denuncia la «pederastia de los ‘socerdotes’»

Loc no exhibe, en el Círculo de Arte hasta el próximo 15 de agosto, su instalación ‘Pederoclastia’ para «levantar ampollas» en el seno de «quien se hace llamar santa madre iglesia y no cuida de sus ‘hijos’ como debe», lo hace para alzar «la voz y denunciar la atroz pederastia practicada, consentida, encubierta y hasta premiada en el seno de la Iglesia católica».

Con esta afirmación explícita, y sabedor de que «muchas personas así lo consideran pero por miedo no expresan su opinión ante este detestable comportamiento», el creador Fernando Barredo de Valenzuela -Loc-, asume su obligación de «ser primera línea de pensamiento crítico» en una «sociedad adormecida que consiente» que la institución eclesiástica «ampare abusos y violaciones a niños tanto por parte de obispos, cardenales e incluso papas». Por ello, y consciente de que su intervención no va a ser bien recibida en una ciudad tan vinculada a la Iglesia», Loc oferta su visión sin ningún tipo de censura.    

Y lo confirma con la puesta en escena de una composición tridimensional, de carácter escenográfico que, insiste, «no arremete contra todos los sacerdotes, sino sólo contra los que han abusado sexualmente de niños, o les han violado vilmente mientras sus prelados les han encubierto, limitándose a cambiarles de parroquias cada vez que ha estallado un escándalo, con lo que se les brinda la ocasión, siempre aprovechada, de seguir violando niños en otras zonas».

Así, esta instalación «denuncia la abyecta pederastia de los miles de ‘socerdotes’ que han violado a niños en la más absoluta impunidad, y a los obispos, cardenales y papas que han hecho lo mismo o lo han encubierto sistemáticamente, institucionalizando semejante aberración con silencio sepulcral y abuso de posición dominante». Situación derivada, a su juicio, del «franquista concordato España-Vaticano que tanto prometen derogar políticos como Pedro Sánchez o Pablo Iglesias cuando están en precampaña electoral, y tanto olvidan luego poner en sus programas electorales para no tener que cumplirlo».

Para Barredo, la Iglesia Católica española «es una garrapata aún más grande que el perro Estado del que sigue chupando sin parar, y en el que sus clérigos ejercen derecho de pernada sobre los niños de sus feligresías, cual auténticos señores feudales, sin que ni el resto de cristianos decentes ni la sociedad en general reaccione contra ello con la contundencia debida. Son los artistas y demás intelectuales los que tienen que romper el silencio y dar ejemplo de rebeldía».

Como no podía ser de otra forma, Loc distingue a los sacerdotes de los ‘socerdotes’ «que violan niños y a sus encubridores, siendo éstos los denunciados en su instalación en la que la figura principal es un ‘obispóptero’ de seis brazos, lujosamente encamado y rodeado de niños objeto de su lujuria y su maldad». El artista piensa que todos «son una lacra en lo político-económico, por los privilegios que tienen, si bien la exposición se centra en la pederastia cuasi institucionalizada en la Iglesia Católica, que nunca podría haberse perpetrado sin el poder que por ello ostentan».

Mientras la intervención del artista se circunscribe a la parte del escenario de la sala, cualquier persona podrá participar durante el mes de julio con sus opiniones escritas o con dibujos, fotografías, recortes de prensa, siempre que los envíen o entreguen directamente en el Círculo de Arte de Toledo en cartulina de 25 por 25 centímetros o inferior a estas medidas, con nombre y apellidos.

acto de contrición. La denuncia exhibida por Barredo deja espacio a la necesidad de que «la Iglesia haga un acto de humildad y sensibilidad» imprescindible para que la «sociedad pueda perdonar». De momento, no estaría de mes que «facilitasen la lista de los casos de pederastia denunciados ante la sede jerárquica de la Iglesia» y que, en su mayoría, «fueron silenciados y encubiertos por los altos responsables eclesiásticos».

Porque, reitera, este es «un crimen que atraviesa geografías y épocas» que requiere «del consabido acto de contrición».