Apoteosis a caballo en La Caprichosa

Dominguín
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Diego Ventura eclipsó a público y profesionales cortando cuatro orejas y un rabo en su paso por Talavera. Al final nueve orejas y un rabo para la terna que atrajo mucho público a la plaza

Diego Ventura apoteósico con Dólar. - Foto: Jesús Sánchez

Grandiosa entrada la recogida ayer en los tendidos de La Caprichosa, el tiempo acompañó y los tendidos se vieron repletos en más de tres cuartas partes de su aforo. Antes del comienzo, los tres actuantes recibieron un detalle en el patio de cuadrillas por parte del Ayuntamiento, cerámica talaverana que acogerá la vitrina de trofeos. Se guardó el tradicional minuto de silencio en memoria del maestro Joselito ‘El Gallo’ tras lo cual comenzó el turno del primer caballero, Sergio Galán, quien  con una doma clásica destacó con el caballo Apuleto, templando muy bien y clavando los rejones de castigo en todo lo alto.

El tercio de banderillas fue el turno de Embroque que de manera muy ajustada protagonizó farpas en el morrillo del animal que llevó tras de sí cosido los pitones del toro a la grupa. Turno de Titán y tras él, Óleo malogrando un triunfo aclamado al haber fallado con los aceros.

Galán, espoleado por el triunfo de sus compañeros, salió al ruedo en su segundo toro con Alcotán y tras él a caballo estrella Ojeda, un animal tordo que hizo las maravillas en La Caprichosa. Finalizó el tercio con Capricho con un gran par a dos manos aclamado por el público, tras lo cual y al enterrar el acero en el morrillo del animal le fueron contenidas las dos orejas que paseó pausadamente por la arena talaverana.

La estrella del cartel era el sevillano Diego Ventura, torero de dinastía y gran esperado por los amantes del caballo de la comarca. Estuvo inconmensurable demostrando la gran monta que hace sobre los equinos y el acierto con los garapullos. Tiene una cuadra de primera, digna de seguirle en procesión allá por donde torea. El respetable estuvo receptivo en todo momento en las dos faenas pero en su primer toro, un extraordinario ejemplar de Ángel Sánchez, se entregó en cuerpo y alma. Era una sintonía de toreo a caballo, eran emociones continuas por la acometividad del burel y el riesgo constante de Ventura sobre sus monturas. Acertó con el rejón de muerte y el presidente asomó sobre el balcón los dos pañuelos blancos y un azul que premiaba al astado con la vuelta al ruedo ante los clamores de los asistentes.

Pero si la faena del segundo fue grandiosa, la del quinto fue extraordinaria. Volvió a entregarse en todos los tercios, llegando a entusiasmar y levantar de los tendidos a los entendidos aficionados del caballo de Talavera y su comarca. El premio a ésta fue de dos orejas y un rabo que le encumbran como triunfador numérico de la gran tarde de toreo a caballo que vivimos ayer en La Caprichosa.

El más novel del cartel era el extremeño Leonardo Hernández, joven que conecta con el público de manera magistral. No quiso quedarse a la zaga a pesar de estar acartelado con dos de las máximas figuras del escalafón. Al primero de su lote lo desorejó haciéndolo todo él, era un astado varado y poco colaborador ante el cual él fue todo entrega y dedicación, conectando en cada embroque con los tendidos. El acierto en la suerte suprema le valió para pasear dos orejas de su enemigo. Otra oreja más que hicieron tres en su cuenta particular, fue el resultado de la actuación en el que cerraba plaza. Eclipsado por el huracán Ventura solo le quedó justificarse y demostrar lo buen jinete que es. Sacó una cuadra muy bien preparada para la temporada y tuvo momentos lucidos que agradeció el público.

El final fue apoteósico, los tres jinetes en volandas, en este caso de los capitalistas que sacaron por la puerta grande entre clamores y vítores de los que se lanzaron al ruedo. Impresionante fue encontrarse los toreros un mar de gente esperándoles en la calle queriendo inmortalizar este histórico momento de la gran corrida de rejones de la Feria de SanIsidro 2019.