Patrocinio, los orígenes de un barrio que se creó a sí mismo

Leticia G. Colao
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Las vivencias de los primeros pobladores del barrio se recogen en el libro del antropógolo Gabriel A. Cano, a través de un taller de Envejecimiento Activo que recoge recuerdos ya históricos.

Patrocinio, los orígenes de un barrio que se creó a sí mismo - Foto: Cedida

Dentro de Talavera, el barrio de Patrocinio siempre ha gozado de la identidad particular que le da estar ubicado en la periferia, lo que le ha generado un matiz diferenciador que, a su vez, le ha otorgado una personalidad más pronunciada. Quizá en este carácter propio tengan mucho que ver sus orígenes, aquellos que surgieron en los años 50 forjados, con mucho esfuerzo, por gente humilde y obrera procedente de numerosos lugares.

Indagar en estos orígenes, conocer a los primeros pobladores y reconocer cómo fueron creciendo y llegando los servicios más esenciales es el objetivo principal de un libro, escrito por Gabriel A. Cano que, además de vecino del barrio, es trabajador social y antropólogo. ‘Patrocinio San José. Historias de Barrio’ es la obra que en casi 150 páginas recoge los primeros años, las primeras casas, calles y vivencias de unos vecinos que llegaron de diferentes pueblos de alrededor, de la zona del Cijara, y de las provincias de Cáceres y Ávila, y que convirtieron un extenso terreno de huertas, a 1,2 kilómetros de lo que entonces era Talavera, en un barrio próspero que nació de la nada pero ya tiene más de medio siglo de historia.

El libro reúne los primeros tiempos de Patrocinio, desde 1953 en el que se data la primera casa, hasta el 79, cuando empiezan los grandes cambios con la llegada de la Democracia. Y sus protagonistas, aunque es un relato general, son las participantes en los talleres de Envejecimiento Activo organizados por Gabriel, de Asociación Alganda, que van dando forma a sus recuerdos.

Patrocinio, los orígenes de un barrio que se creó a sí mismoPatrocinio, los orígenes de un barrio que se creó a sí mismo - Foto: Manu Reino«El método de trabajo es memoria colectiva», explica el autor. «Entre unos y otros cuentan y se van corrigiendo hasta que llegan a darse cuenta de cómo era realmente, y se va construyendo con el recuerdo de cada persona; es un trabajo de campo, etnografía pura», indica.

Entre ellos, la hija y la nieta de los primeros emprendedores que abrieron en el barrio, María y Gema, de la carbonería de la familia Alemán; Emiliana Campillos, la primera mujer que dio a luz aquí, o Ángel Cano, que llegó con apenas 5 años y ya atesora 63 como vecino. «Desde la casa de mis padres, en San Lorenzo 2, se veía el edificio de la Coca-Cola, no había nada en medio», recuerda este último.

Y es que en los primeros años de la década de los 50, esta zona de Talavera era un terreno de huertas propiedad de Patrocinio Martínez. A partir de ahí, comenzaron a construirse casas sueltas, a introducirse servicios como el gas, el alcantarillado y el agua y a crear un núcleo poblacional que ahora es clave en la ciudad.

Fue en 1956, el 23 de febrero, cuando Martínez solicita en el Ayuntamiento que este núcleo de viviendas pase a agruparse como colonia. Una vez concedido, el barrio pasa a administrarse como una EATIM, llegando a tener tres alcaldes que luchan por su desarrollo. También pide el fundador que pueda construirse una «portada con rótulo» a modo de entrada al barrio (que aparece en la portada del libro de Gabriel A. Cano, que puede confundirse con la antigua piscina), aunque nunca llega a realizarse.

Nombre del barrio. La memoria colectiva asegura que el nombre de Patrocinio se debe al antiguo propietario de los terrenos, Patrocinio Martínez, bajo la advocación de San José. Esto nunca ha podido comprobarse, aunque siguiendo los documentos consultados por Cano en el Archivo municipal, Martínez solicita que esta zona se denomine ‘Patrocinio de San José’ atendiendo a su profesión de carpintero y por «ser muy devoto del Patrocinio de San José», entendiendo este como amparo o protección. No obstante, dice el autor, «quizá aprovecha el juego de palabras y lo pone así porque también lleva su nombre».

Otra curiosidad son sus calles, todas de santos masculinos. Aquí sí que fue el fundador quien comenzó a denominarlas con los santos de su devoción, cambiando el nombre de la calle de Santiago, ahora San Leopoldo, o la céntrica San Marcos, conocida como Camino del Pinar, porque el línea recta llegaba a un pinar cerca de Calera y Chozas. Cabe recordar que un arroyo atravesaba el centro del barrio, ya totalmente desaparecido.

Llama la atención entre los mismos vecinos, la distinción con respecto a Talavera y ese carácter de pertenencia e identidad propia. Los de Patrocinio se sienten también talaveranos, y nunca reniegan de ello, pero siempre que pueden aclaran, sin afán excluyente, ser del barrio de Patrocinio.  

La construcción de la iglesia con don Arturo y don Aurelio de León en los primeros años, la llegada del transporte público o la creación de la asociación de vecinos, para seguir luchando con más fuerza por el barrio, aparece entre las páginas de un libro que se resume en el «esfuerzo y superación» de vecinos que ayudaron con sus manos a crear un núcleo de vida con nombre propio. Gabriel A. Cano lo recoge en una obra etnográfica que ya es historia del barrio.