Tomás Rufo se reafirma en Madrid

Dominguín
-

Triunfo incontestable del novillero de Pepino que cortó tres orejas en la 'Feria de San Isidro' del Palacio de Vistalegre en Madrid. El día 6 de junio estará en el cartel del Corpus de la capital, como lo anunció el novillero en sus perfiles sociales

Desplante torero de Rufo en una tarde triunfal. - Foto: Manuel Corrochano Díaz

Era la única novillada en el ciclo de la ‘Feria de San Isidro’ del palacio de Vistalegre, y allí se vio la cara y la cruz del toreo, el alfa y el omega del sino de la tauromaquia. Por un lado, el infortunio se cebó con el joven novillero Manuel Perera que vio como el pitón del utrero se introducía entre 30 y 40 centímetros en la fosa iliaca izquierda y le arrancaba literalmente las tripas. Por otro el rotundo triunfo de Tomás Rufo, nuestro paisano llamado a estar en lo más alto del panorama taurino.

Rufo llegaba a Vistalegre tras haber hecho dos paseíllos este año, con la mirada de aquellos que le vieron en octubre de 2019 salir en volandas del primer coso del mundo, y comprobar que el crédito del novillero de Pepino está intacto, bueno ha subido enteros. Manejó el capote primorosamente al lancear a su primero de la tarde que calentaron al respetable que vio las ganas y la frescura que derrocha el novel delante de los astados. Tiene un temple prodigioso que emana de sus muñecas, en especial de su zocata que la mueve con suavidad y hondura, llevando cosidos los pitones de sus enemigos. Naturales a pies juntos, dando la distancia al de ‘El Freixo’, aguantando su brava embestida y llevándose el volumen del burel más allá de su enjuta cadera, con trazos largos pero enjaezados que se repitieron a lo largo de la faena de su primero. Cuando se perfilo para matar lo hizo de frente con convicción, sabedor del eco de su faena y de que el triunfo estaba solo en sus manos, recto, a cámara lenta se volcó en el morrillo del animal que no dio ni un paso cuando ya tenía el acero enterrado en sus entrañas, en la bola, en la diana y los pocos segundos rodado sin puntilla. Así se matan los toros, y Rufo hoy por hoy, es un seguro en la suerte suprema. Oreja concedida por el palco que desolló la doble petición del público.

Al que hizo quinto ‘Encapuchado’ lo recibió a pies juntos por delantales, meciendo posteriormente por verónicas al burel al que le fue ganando terrenos hacia los medios echándole la pata ‘pa lante’, lo que remató de una media a cámara lenta enroscándoselo a la cintura. Tras un tercio de banderillas lucido por parte de Zamorano y Fernando Sánchez que fueron obligados a desmontarse, llevo el novillero la montera a la puerta de la enfermería y allí la depositó, solo ese gesto que los asistentes entendieron como aliento y animo al compañero que estaba siendo intervenido en la mesa de quirófano por el doctor Enrique Crespo.

Con una suavidad pasmosa, comenzó por bajo su faena, tras lo cual empezó el toreo fundamental con la diestra, llevando cosido al animal a sus vuelos, a la pañosa que atemperó al bravo novillo que quería comérsela. Dio distancia y citó con el engaño planchado, suave, sin toques bruscos, solo con la bamba de la tela roja, que conseguía Rufo que le siguiera alrededor de su espigada figura. Con la zurda, hizo el toreo de verdad, cruzándose en todo momento, bajando los engaños, lo que el animal agradecía haciendo surcos con el hocico por la arena de Vistalegre, rematando las tandas con soberbios pases de pecho. Pase de las flores para volver con la derecha, obligando más aun al novillo a embestir en tandas de cuatro o cinco muletazos. En ese momento se le dibujó una sonrisa a Tomas, sabedor de que lo que estaba haciendo iba a tener repercusión, una tarde que será recordada.

Tuvo aplomo en el toreo, pues estuvo siempre muy bien colocado jugando con la simbiosis de tiempos y distancias que bien conjugadas son el coctel perfecto para el entendimiento de toro y torero. Se fue a por los aceros, no sin antes torearle por bajo doblándose para cuadrarle para la suerte suprema. Con decisión y seguridad se fue tras la “tizona”, enterrándosela en lo alto del morrillo, rodando patas arriba el utrero y haciendo enloquecer al público. Pañuelos y gritos del respetable que solicitaron al presidente las dos orejas de nuevo, que esta vez el usía accedió a conceder, haciendo asomar en sendas ocasiones el pañuelo blanco por el balcón.

Acompañaron a Rufo en Vistalegre, Antonio Grande que desplego una gran dimensión ante sus astados, cortando una oreja al que abrió el festejo. Por su parte Manuel Perera obtuvo otra del único que estoqueó, en el que fue cogido de manera dramática. El extremeño estuvo muy entonado toda la tarde y con ganas de no dejarse ganar la pelea. A la postre se lidió un extraordinario encierro de ‘El Freixo’, propiedad de El Juli que tuvo calidad y bravura, dando posibilidades de triunfo todos sus astados en mayor o menor medida, enhorabuena al ganadero.

Los que lo vieron en la plaza y por las cámaras disfrutaron del buen torero de novillero toledano, que volverá a pisar la arena del coso de Mendigorría el día 6 de junio, en el festejo taurino que se celebrará con motivo del Corpus. Esta información la desvelaron las propias redes sociales de Rufo, adelantado su próximo paseíllo en la capital. Por lo tanto, ya tenemos fecha de nuevo para ver toros en la fiesta grande, tras un año en blanco por la pandemia. Lo que si se atisba es que Tomás Rufo estará acompañado de dos matadores que a buen seguro le darán otra vez la categoría al festejo taurino referencia.