Prisión permanente revisable para el asesino de Cristina

J.M.
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El tribunal califica el asesinato de «especialmente reprochable» porque ella dependía de él sentimental y físicamente.

El condenado por la Audiencia Provincial, José Rafael G. S., durante el juicio. - Foto: Ví­ctor Ballesteros

José Rafael G. S., cumplirá el próximo día 14 los 46 años y los hará consciente de que la sección número 2 de la Audiencia Provincial de Toledo ha sentenciado contra él una condena por un delito de asesinato por matar a su esposa, Cristina, en el domicilio que compartían en Mora. Por las agravantes de ser la víctima una persona especialmente vulnerable por los efectos de la enfermedad de Ménière, junto con el parentesco y un delito por razones de género, el tribunal ha decretado la prisión permanente revisable, el mayor castigo recogido en el Código Penal español con un mínimo de 25 años de cárcel. Además, impone la pena accesoria de privación de patria potestad. Y una condena de indemnización de 250.000 euros a la hija en común, de 150.000 al padre y a la madre de la víctima y de 100.000 euros a la hermana de la víctima.

«Estamos en presencia de un asesinato especialmente reprochable porque Cristina estaba perdidamente enamorada de su marido, dependía de él física y sentimentalmente, ajena por completo a la motivación del acusado para cometer el hecho, que dispuso de su vida en la forma en que lo hizo para vengarse del resto de la familia, asesinando a lo que más querían, de forma cruel e innecesaria, porque podía haberse alejado del problema marchándose sin más, sin perder nada porque nada aportó al matrimonio que, aparentemente, contrajo por interés porque nada vino desde Canarias y nada perdía abandonándola al cuidado de su familia, que amorosamente dedicaban su vida (padre-hermana y madre) a atenderla y confortarla en la cruel enfermedad que padecía», dice textualmente la sentencia.

El tribunal, que ratifica así el veredicto del jurado, consideró probado que José Rafael se enfadó con su esposa el 5 de febrero de 2017 porque ella entró en la habitación matrimonial donde él se encontraba para ir al baño. «Hija de pura, zorra, te voy a matar», insultó a la víctima. Minutos después, cogió un cuchillo de 16 centímetros de hoja y, tras tirar a Cristina al suelo, le asestó dos cuchilladas que afectaron al pulmón y al corazón. Como consecuencia, hubo una muerte casi instantánea.

«Cristina estaba afectada por la enfermedad de Ménière que prácticamente le impedía moverse, por lo que ni pudo defenderse ni pudo huir», afirma la sentencia hecha publicada ayer y firmada el pasado 25 de abril. Entre los hechos probados, el tribunal asegura que el acusado era plenamente consciente de los hechos porque no padecía una enfermedad psíquica que le impidiera querer y conocer, por lo que no tenía disminuida la capacidad de pensar y obrar.