David Alonso, los ojos de Lía

J. M. Loeches
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El guía y pareja de la atleta reconoce que fue una apuesta arriesgada, aunque pronto los resultados les acabaron dando la razón y ahora «ya se puede decir que somos uno cuando corremos»

David Alonso, los ojos de Lía - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

David Alonso es la otra mitad. Los ojos de Lía. En la pista y en la vida. Se conocieron en 2009 en un campeonato y su relación comenzó en lo sentimental antes que en el atletismo. A la burgalesa residente en Toledo le costó muchísimo encontrar un guía después de dejar a Rubén cuando se marchó a Madrid a cursar los estudios de Fisioterapia. «Es difícil que alguien se sacrifique tanto sin una remuneración y sin saber si vas a obtener unos resultados», reconoce.

Pero David Alonso (8-8-1991), licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y entrenador personal, dejó de practicar atletismo a nivel individual para ponerse a su lado en la línea de salida. «Al principio fue una experiencia desastrosa porque es complicado coordinarse, sobre todo a alta velocidad», cuenta el madrileño. Insiste en que les costó «bastante tiempo», pero «ahora mismo ya podemos decir que somos uno cuando corremos».

Hubo que compensar la diferencia de altura (se llevan unos veinte centímetros) y el problema de que David viniera de hacer fondo y su zancada fuera más larga. «Empezamos en la playa en unas vacaciones y fue digno de ver, pero algo debimos de hacer bien cuando logramos la mínima para el Campeonato del Mundo de Doha en 2015», añade. Tras el fiasco que supuso su participación en los Juegos Paralímpicos de Río, «nos consolidamos como una pareja de alto nivel en el Mundial de Londres, donde ya hubo un cambio sustancial; de hecho ahora estamos entre las diez mejores del año», explica.

David Alonso, los ojos de LíaDavid Alonso, los ojos de Lía - Foto: VÁ­ctor BallesterosPero David Alonso también se dedica a su trabajo y los entrenamientos le suponen un sacrificio extra. «En Madrid trabajaba yo solo y ella se centró en un máster y en entrenar, y los resultados le acabaron dando la razón, pero ella también quería trabajar y, después de montar yo una empresa en Toledo, consiguió encontrar un trabajo», asegura.

Desde su prisma, es fundamental encontrar un sustento económico «porque con la beca que ahora tiene no pagaríamos ni el alquiler, y encima somos dos, una complicación añadida».

David Alonso, los ojos de Lía
David Alonso, los ojos de Lía - Foto: VÁ­ctor Ballesteros
Como dice también la propia Lía Beel, su guía entiende que es «complicado encontrar a alguien que esté dispuesto a este sacrificio», con tres entrenamientos, más viajes «y todo lo que conlleva porque un guía no solo guía en la pista sino en la vida cotidiana».