Llamar carne a lo que no es carne

SPC
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El otoño pasado el Parlamento Europeo tumbó una iniciativa que pretendía prohibir denominaciones como hamburguesa o escalope para productos carentes de proteína animal y ahora UPA denuncia la salida al mercado de «pollo vegetal»

Llamar carne a lo que no es carne - Foto: David Pérez

El consumidor actual está cada vez más atento a lo que come. Las etiquetas de los productos vienen cargadas de información porque los compradores lo exigen. Quieren saber cómo está fabricado lo que compran y qué ingredientes incluye. Y los productores, lógicamente, también están interesados en dar a conocer su buen hacer. Pero no siempre hay consenso a la hora de designar algunos alimentos y un ejemplo claro son las imitaciones de carne elaboradas a partir de ingredientes vegetales.

Para empezar, estos productos son una contradicción en sí mismos, ya que buscan evitar el consumo de proteína animal, pero sus fabricantes tienden a disfrazar sus nombres y sus envases para dar la impresión de que sí llevan esta materia prima. En principio van dirigidos a un consumidor que no quiere comer carne pero que, por lo que parece (las estrategias comerciales no se hacen al azar), sí quiere comer algo que se le parezca o le recuerde a ella.

Lo cierto es que es magnífico que existan este tipo de productos. Las dietas que descartan la carne o hacen un uso muy limitado de ella son cada vez más comunes por elección del propio consumidor y es bueno que ese consumidor pueda encontrar los productos que busca en más comercios cada vez. Lo que era una rareza hace apenas una década ahora se puede ver en los lineales de todos los supermercados y de muchos otros comercios, algunos de ellos especializados en este tipo de alimentos. Además es obvio que reducir (que no eliminar) el consumo general de carne tiene ciertos beneficios para el medio ambiente, algo que cuenta con un peso creciente en las políticas de la Unión Europea.

También es evidente que las empresas cárnicas no quieren quedarse atrás y muchas de ellas ya tienen su propia línea de productos aptos para vegetarianos sin perjuicio de que sigan comercializando productos tradicionales de origen animal. Incluso el Real Madrid se ha apuntado a esta corriente y ha firmado un contrato de patrocinio con una empresa británica que fabrica alimentos vegetales que tratan de imitar a la carne.

Pero hay un punto peliagudo: ¿es correcto asignar nombres de productos cárnicos a artículos que no han visto la proteína animal ni de lejos? La RAE define hamburguesa como «tortita de carne picada, con diversos ingredientes, frita o asada»; y un escalope es una «loncha delgada de carne, generalmente empanada y frita». Sin embargo, en el mes de octubre del pasado año el Parlamento Europeo votó en contra de limitar las denominaciones ‘hamburguesa’, ‘salchicha’, ‘filete’, ‘escalope’ y ‘burger’ a los productos cárnicos, permitiendo así que sucedáneos de origen vegetal puedan llevar esas palabras en sus envases. Aunque hace unos años el Tribunal de Justicia de la UE dictaminó que nada que no provenga de la leche puede llamarse mantequilla, yogur, nata o queso, parece que en el caso de la carne no se sigue la misma doctrina, lo cual posiblemente sea una traba para los consumidores a la hora de tener seguridad sobre lo que están comprando.

Hace unos días saltaba la noticia de que un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha desarrollado una nueva carne vegetal cuyo ingrediente principal es la algarroba, una legumbre mediterránea abundante y barata. ¿Por qué esa necesidad de hacer pasar por carne lo que no lo es? En ciertos casos esto puede incluso desorientar al consumidor; no parece lógico que quien opte por no comer animales vaya a preferir productos vegetales con nombres como hamburguesa; y quien elija comer carne puede verse inducido a cometer un error por estas denominaciones más o menos engañosas.

denuncia de upa. Pero una cosa es llamar filete o salchicha a productos de origen vegetal y otra es hablar de «pollo vegetal», que es lo que ha denunciado UPA esta semana. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos ha llevado ante Consumo a las empresas Heura Foods y Aldi por cometer, según la propia organización, un engaño ante los consumidores vendiendo un producto con una denominación fraudulenta. Las empresas anunciaban recientemente la puesta a la venta en más 300 establecimientos de unos ‘Bocados de Pollo 100% vegetal Mediterráneos’. El engaño, declara UPA, reside en que este es un producto vegetal ultraprocesado que no tiene relación alguna con el pollo. La organización agraria considera que este fraude debe ser «perseguido y sancionado» por Consumo y el producto «retirado de los lineales».

UPA ha explicado que estas industrias son conscientes de que «estos productos ultraprocesados basados en vegetales de dudoso origen no tienen buena prensa» y deben ser «disfrazados» para lograr la aceptación de los consumidores. «Suelen disfrazarse de hamburguesas o salchichas. En esta ocasión han ido más allá y han querido disfrazarlo de pollo», han ironizado desde la organización agraria.

Asimismo, ha pedido también al Ministerio de Agricultura que investigue estas prácticas por si pudieran considerarse una «práctica desleal en la cadena agroalimentaria», por perjudicar los intereses de los productores de aves y «por engañar a los consumidores llamando pollo a algo que, sencillamente, no es pollo».

El sector agrícola y ganadero lleva años luchando por un etiquetado más transparente, que reconozca el trabajo de los productores y permita a los consumidores elegir libremente y sin engaños. «Estas actitudes son un fraude y no se deben consentir. España y la UE deben actuar de inmediato», han remarcado desde UPA.