La muralla de misterio de 'Ciudad de Vascos'

J.M.
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El arqueólogo Ricardo Izquierdo, que encabeza las excavaciones desde hace 45 años, reconoce el «halo de misterio» que envuelve aún al yacimiento de Navalmoralejo

La muralla de misterio de 'Ciudad de Vascos'

El arqueólogo Ricardo Izquierdo aterrizó como veinteañero en la llamada popularmente ‘Ciudad de Vascos’, en el término de Navalmoralejo, y sigue enganchado casi 50 años después a un paraje que encierra más enigmas que certezas. El propio experto, que prevé excavar este año, habla del «halo de misterio» que envuelve a esta superficie amurallada de ocho hectáreas.

Izquierdo protagonizó en febrero una de las conferencias organizadas por el Museo Arqueológico Nacional como parte del ciclo ‘Actualidad de la investigación arqueológica en España III (2020-2021)’. El arqueólogo, que sintetizó sus hallazgos en las casi dos horas de duración de la exposición, inició en 1975 las excavaciones sistemáticas en este yacimiento, localizado al pie de las sierras Ancha y Aguda, en las estribaciones occidentales de los Montes de Toledo, y asentado en uno de los márgenes abruptos y de grandes formaciones graníticas que surca el río Huso, afluente meridional del río Tajo.

«Tal vez en origen no fue una ciudad, sino que quizá estuvo orientado a extraer minerales», indica a este diario sobre este enclave originario de la dinastía omeya en el siglo IX. De momento, solo ha rescatado escorias de hierro. De ahí, posiblemente la muralla, capaz de impresionar aún a día de hoy al visitante que se acerca a este rincón fascinante de la provincia.  La aparición de un medallón con una estética singular hace conjeturar que un sasánida (imperio persa) pudo llegar a Vascos para enseñar cómo obtener los metales y minerales.

La fortificación pudo servir también como elemento defensivo posterior de la taifa de Toledo. Por las monedas encontradas, las tropas cristianas de Alfonso VI ocuparon Vascos hacia finales del siglo XI. Y desde entonces el olvido. «Es un sitio de vida difícil», apunta. Un aislamiento que probablemente haya favorecido una conservación formidable. A día de hoy, solo puede ser visitado los sábados por la mañana entre el 16 de mayo y el 31 de enero.

Vascos sí presenta los elementos característicos de las ciudades islámicas: una medina, una alcazaba, un arrabal con unos baños y el cementerio. Izquierdo menciona la posibilidad de que la entidad militar adquirida en el siglo XI favoreciera el sentido de ciudad.

«A lo mejor nunca fue una ciudad», apostilla el arqueólogo sobre unos interrogantes cuyas soluciones parecen lejanas. Y eso que el yacimiento ha protagonizado dos tesis doctorales e innumerables campañas de excavaciones desde 1975 que han formado a universitarios de arqueología e historia. No obstante, incluso la designación de ‘Vascos’ resulta todavía una incógnita.