Pues no era tan bonito el cuento

David Villafranca (EFE)
-

Quentin Tarantino dirige la que es muy posiblemente su película más personal, 'Érase una vez en... Hollywood', con un reparto espectacular

Pues no era tan bonito el cuento

Nostálgica, melancólica o emotiva son elogios poco tarantinianos que la crítica dedicó a Érase una vez en... Hollywood, pero Quentin Tarantino, que admite que esta es una película muy personal, dice que en esta mirada al cine de los 60 no todo es tan bonito y brillante como parece.

«No es un Hollywood de color de rosa. La cinta muestra una industria en cambio constante, que puede tener mala memoria y puede juzgar muy duramente», explica el realizador de obras maestras como Pulp fiction o Reservoir dogs. «Parece que te encantaría vivir allí, pero luego tienes gente como la Familia Manson de los que no tienes ni idea...». 

Yasí señala que en su filme, que protagonizan Brad Pitt y Leonardo di Caprio, no todo es tan bonito y paradisíaco como uno se lo puede llegar a imaginar... por las películas.   

En la actual era triunfal del cine de superhéroes, las secuelas y los remakes, muy pocos directores pueden presumir de que sus estrenos sean todavía acontecimientos mundiales. PeroTarantino es uno de ellos.

Presentada con todo lujo y parafernalia en el pasado Festival de Cannes de la mano de un impecable reparto, estamos ante un viaje sentimental a la pasión cinéfila de Tarantino y también a sus recuerdos de niño en Los Ángeles. De ahí que la haya definido en varias ocasiones como su Roma particular.

«He usado eso como ejemplo de vez en cuando porque Alfonso Cuarón realmente enfatizó cómo era una obra de recuerdos, un recuerdo de su infancia. Y esa es la mejor manera de describir esto porque viví en Los Ángeles en aquella época», reflexiona sobre una cinta que transcurre en 1969.

No obstante, Tarantino subraya los peligros de la memoria: «No es un registro histórico, son tus percepciones. Crees que fue un año y puede que fueran tres...».

La historia de un actor venido a menos de westerns televisivos (DiCaprio) y de su doble de acción (Pitt) es la excusa de Tarantino (Knoxville, EEUU, 1963) para adentrarse en una metrópolis palpitante y con apasionantes cambios asomándose en cada esquina.

Así, Érase una vez en... Hollywood sugiere en el cine la decadencia del sistema de estudios mientras se va consolidando el Nuevo Hollywood; y retrata unas calles en las que se cruzaban los sueños contraculturales de los hippies, las pesadillas de mentes diabólicas como Charles Manson y el desconcierto de gran parte de la sociedad ante tanta transformación. «Se ha recreado esta época antes, pero pensé que sería una idea interesante abordarla y crearla con dos personajes que no son de esta cultura», detalla Tarantino.

«Son de fuera de esa cultura y miran hacia adentro. Y no me acerco desde su perspectiva ni tampoco desde la de los hippies. Como que las pongo juntas y veo cómo lidian entre ellas».

De Bruce Lee a Steve McQueen, esta cinta metafílmica encierra cameos y secretos, entre divertidos y cariñosos, para enamorar a los cinéfilos. Pero ninguno de esos homenajes de Tarantino tiene más miga que el importante papel que otorga en la trama a Sharon Tate, aquí interpretada por Margot Robbie y de cuyo asesinato a manos de la Familia se cumplen 50 años.

«Quizá porque está como congelada en el tiempo, debido a la tragedia de su final, pero ella es como la representante definitiva de la it girl (chica de moda) de aquella época», considera este fanático de Sergio Leone, que añade:«Está como atrapada en el tiempo en cuanto a sus vestidos, sus looks... Casi no puedes separarla de su tiempo, pero lo que era más importante para mí, a falta de una manera mejor de decirlo, era traerla de nuevo a la vida, básicamente. Cuanto más averiguaba sobre ella, más angustiado me sentía porque sea una mujer definida por su trágico final».

diálogos chispeantes. Sin renunciar a los diálogos chispeantes, la mezcla de estéticas y géneros cinematográficos, así como el uso de la violencia que forman parte de su identidad como director, Érase una vez en... Hollywood deja entrever una faceta más íntima y tierna de Tarantino, quien aceptó este punto, pero cuestionó con suavidad que se trate de su filme más personal. «Quizá lo sea, pero diría que todas mis películas son realmente personales: simplemente entierro eso en un género y no es tan obvio. Pero el hecho de que se base en la ciudad en la que crecí, en mis recuerdos infantiles y todo eso, la hace personal. No podría haber hecho esta película así si no tuviera recuerdos de deambular por Los Ángeles. Puedo recrear Washington en 1963 mirando fotos, pero nunca sabría más que nadie. De esto, sé cómo era la televisión, cómo sonaba la radio...».