La carabela de Colón emergerá del lago de 'Puy du Fou'

Javier D. Bazaga
-

Alfonso VI, Isabel la Católica, Colón o San Ildefonso formarán parte del elenco de Puy du Fou . El consejero delegado de Puy Du Fou España desveló algunos detalles del primer espectáculo nocturno que se estrenará el próximo 30 de agosto en Toledo

Emiliano García Page junto a Erwan de la Villeon. - Foto: Juan Lázaro

El Sueño de Toledo será el primer gran espectáculo nocturno de Puy du Fou España, que comenzará con el hito de la fundación de la ciudad con la aparición de Recaredo. Un misterioso azacán del barrio de la Antequeruela será el encargado de transmitir la historia y la tradición de la ciudad a la joven lavandera María del Sagrario para que se adentre en “los sueños de luz de la ciudad”.

Durante 75 minutos de espectáculo, pasarán ante los ojos de los cerca de 4.000 espectadores que ocuparán las gradas el próximo 30 de agosto, 1.500 años de historia. La de Toledo, la de Castilla y la de España.

Una gran fiesta visigoda dará comienzo al espectáculo para conmemorar la unión de los herederos de Roma y de los pueblos germánicos. Será esa unión de los pueblos de la península el acto fundacional y el arranque de un espectáculo que tendrá como escenario una recreación del río Tajo, al que se le ha conferido el papel de testigo de esa historia, que ha visto a lo largo de los siglos cómo se ha pasado de la guerra a la convivencia de las culturas, y que será recreada de acuerdo a criterios históricos, pero también narrativos y emocionales. “No somos historiadores” incidió el consejero delegado de la compañía, Erwan de Villeon, durante la presentación que hizo del proyecto este miércoles en Madrid con el aval del presidente de la Junta de Comunidades, Emiliano García-Page.

La leyenda del baño de la Cava con Tariq; la batalla de Guadalete y la toma de Toledo por los musulmanes en el 711 continúan el relato pero “después de la noche vuelve siempre el amanecer”, y lo hace con el esplendor taifa de Al-Mamún con sus magníficos jardines, donde celebra la boda de su sobrina. Del Tajo emergerá un palacio de cristal que recordará al espacio de retiro que utilizaba el  rey musulmán junto al Tajo en el hoy conocido como Palacio de Galiana. Allí el novio, un príncipe africano, hace bailar a su caballo sobre el agua hasta que la acción se interrumpe de nuevo con la llegada de “los infieles”, las tropas de Alfonso VI que llegan para “recuperar lo que es suyo”.

El relato pretende apelar a la emoción, De Villeon pide contemplarlo “con el corazón de un niño”, dispuesto a dejarse sorprender. Y es que para ellos “el éxito no se mide al peso de la plata, que seguro iremos colectando, sino al peso de las lágrimas que provocaremos. Esa es nuestra ambición”, confesó para un espectáculo que no es sino “el patrimonio que corre por vuestras venas”, subrayó el francés.

Reconquista

El acuerdo de rendición con Alfonso VI si respeta es otro de los momentos del espectáculo, junto a su entrada a la ciudad en la que su caballo se detiene ante la Mezquita del Cristo de la Luz, donde se arrodilla ante la cruz de los últimos visigodos. Las campanas suenan en decorados suspendidos en el aire sobre el escenario gracias a la tecnología de drones que se utilizará. Campanas que nos llevarán hasta la batalla de las Navas de Tolosa, con órganos de fuego también sobre el escenario.

San Ildefonso y su casulla de oro, Alfonso X El Sabio, y una multitud de habitantes de la ciudad representarán en un gran ballet la convivencia de las tres culturas con sus oficios artesanos, con médicos, astrónomos, monjes, copistas, filósofos, alfareros, boticarios, herreros... que bailarán al ritmo de la tradición musical sefardí y de las cántigas.

Tras la reconquista regresan los cautivos, con su ruido de cadenas que acabarán colgando de los muros de San Juan de los Reyes como recuerdo y como ofrenda a Isabel la Católica dando gracias por la liberación.

Cristóbal Colón también regresa de su viaje en su carabela que emerge del Tajo, de nuevo el río como albacea de la memoria de la ciudad, y con él una figura cuya ofrenda a la reina dará paso a la Custodia de Arfe, símbolo de la devoción de la ciudad, con la que se recompone una gran procesión onírica con cabezudos. Carlos V otorga a la ciudad la categoría de imperial, pero antes los comuneros le exigen que “para ser rey de Castilla hay que ser castellano”. Delegaciones de todo el imperio llegan a la ciudad, también los de ultramar, aztecas, incas y filipinos. También los del Halcón Maltés. Y así el espectáculo se adentra en el Siglo de Oro, con Cervantes y otros autores.