Los representantes del sector de la hostelería de Castilla-La Mancha se han presentado hoyr en el Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de la Junta, con unas mascarillas rojas en las que llevan un grito de auxilio:«Salvemos la hostelería». Y Page, que les esperaba para reunirse, se puso también esa mascarilla.

Pero además de gestos, los representantes de  la Federación Regional de Empresarios de Hostelería y Turismo de Castilla-La Mancha le pidieron la máxima implicación en todos los foros para salvar al sector. Avisan de que no solo está pasando por una crítica situación, sino que tiene visos de empeorar severamente en otoño e invierno, entre otras razones, por el fin de la temporada de terrazas y las medidas de restricción de su actividad por el Covid.

Aunque saben que algunas de sus demandas escapan a la competencia normativa de la Junta, los representantes de la Federación han pedido que Page utilice toda su capacidad de influencia en otros estamentos.

Piden ayudas a fondo perdido en cuantía variable en función de las pérdidas que se vienen acumulando, más allá de aquellas que la Junta aprobó en mayo para la totalidad de los sectores que se vieron obligados a cesar su actividad por la declaración del Estado de Alarma.

Antes de empezar la reunión, la consejera de Economía, Patricia Franco, explicó que con estas ayudas para micropymes y autónomos la Junta ha podido llegar al 50% del sector hostelero de la región. Patricia Franco recordó que la Junta apostaba por una aplicación de registro de clientes para no tener que cerrar el ocio nocturno, aunque al final no se aplicó pues este cierre se decretó para todo el país. Reconoció que es el sector «que más está sufriendo esta crisis, que empezó antes y está saliendo después».