¡Auxilio, apartamento turístico!

Justo Monroy
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Residentes del Casco dan la voz de alarma ante los muchos perjuicios que están causando los apartamentos turísticos para su vida diaria

¡Auxilio, apartamento turístico! - Foto: Yolanda Redondo

Vivir en el Casco cada día más es un ejercicio de resistencia y casi de cabezonería. Ya no es solo que sea poco accesible, como lo ha sido siempre. Apenas quedan tiendas para hace la compra, a no ser casi de precio para turista, hay problemas con el aparcamiento, con los servicios más básicos (hasta la basura), y hasta la acumulación de visitantes casi deja siquiera paso. Luego está el recién llegado, el problema de los apartamentos turísticos.

Unos apartamentos, por un lado, que han hecho subir exponencialmente el precio de los alquileres en el Casco, tanto, que están echando a los demás barrios de la ciudad a familias o funcionarios, que solían escoger el romanticismo del centro histórico, a pesar de sus muchos problemas, para residir. Pero el segundo problema se lo encuentran quienes todavía permanecen en el barrio, propietarios o inquilinos de larga duración, que de pronto se topan con que su portal se ha convertido en la entrada de un alojamiento turístico y tienen que convivir a diario con fiestas, ruidos y demás molestias.

Es el caso de María José, vecina del entorno del Alcázar. En su edificio hay tres viviendas y una de ellas, antiguo alquiler de larga duración se está transformando en apartamento turístico. En previsión, ella ya ha hecho un escrito al Ayuntamiento, para que al menos tenga en cuenta su opinión como vecina y principal afectada. Ya tiene un hotel colindante, varias viviendas turísticas, otro edificio entero de apartamentos en proyecto, y para colmo, otro en su propia escalera. A su juicio, «hay que parar esta situación, porque Toledo se está convirtiendo en un hotel, y los residentes nos tenemos que ir de nuestras casas, lo que es injusto».

Legalmente, el apartamento turístico debería estar aprobado por la comunidad, pero escaleras como la de María José no tienen la comunidad constituida, ni les conviene que se constituya a quienes han puesto la mirada en este negocio. En otras comunidades no viene contemplado, porque este es un nuevo problema, y a otros propietarios les da igual, dado que no viven allí o lo tienen alquilado. En resumen, «esto no pueden dejarlo en manos de las comunidades, porque hay muchos intereses entre unos y otros». A su juicio, lo que tiene que hacer el Ayuntamiento es velar por el bienestar de los residentes y hacer que venga turismo, pero controlado.

Las molestias. Porque, apunta María José, si lo que van a poner en marcha en su escalera es un negocio, deberían consultarle a los vecinos, independientemente de que no haya comunidad de propietarios, porque no son suficientes. «Porque eso es un negocio, y los vecinos no tenemos que tener la inseguridad de que entre cualquiera, de que tenga llaves cualquiera, de soportar las molestias de la vida que hace un turista, que no es la misma que hace un trabajador», apunta. María José entiende que no tiene que hacerse cargo de unos gastos de luz y de destrozos que va a generar una actividad empresarial ajena, «un negocio de un señor que ni siquiera vive allí y que no lo tiene que aguantar». Recuerda que ya hay muchos residentes en el Casco en esta misma situación, y se están topando con conflictos y discusiones en su propia casa «mientras que nadie hace nada». El resultado, se lamenta, es que muchas familias se están marchando del Casco, y solo quedan las personas mayores «que tampoco tienen que soportar esto».

De forma que, apunta María José, si las administraciones no toman cartas en el asunto, el problema va a ir a peor. Con Madrid ya saturado, los inversores han plantado su mirada en Toledo, para comprar inmuebles y transformarlos en apartamentos turísticos.