Borox, el alfa y omega de Tomás Rufo

Dominguín
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Un mano a mano entre Álvaro Lorenzo y Tomás Rufo, que se celebrará el próximo 30 de agosto, será el festejo de despedida del novillero en su tierra. Ante su próxima alternativa, el de Pepino recuerda sus mejores pasajes por la provincia de Toledo

La presentación con picadores en Talavera fue todo un éxito. - Foto: Dominguín

Son unas jornadas de un no parar, de contar los días y las horas que quedan para esa ansiada fecha en Valladolid. El próximo día 11 de septiembre, Toledo tendrá un nuevo matador de toros. No obstante, hasta que llegue ese evento, a Tomás Rufo le quedan algunos compromisos antes de abandonar el escalafón novilleril.

Tras una jornada frenética de preparación y de torear toros en el campo, el novillero de Pepino nos atiende como siempre, con cariño y afecto cultivado en el respeto y la amistad mutua. Tomás es un joven que se deja querer, que es sincero y a la vez prudente, y que a unos días del doctorado rememora su etapa de preparación como novillero.

Las casualidades de la vida han querido que un municipio tan taurino como Borox, se ligue de por vida a la carrera taurina de Tomás. Allí en su ruedo fue donde Rufo estoqueó su primer becerro en público, en una clase práctica de la Escuela Taurina de Toledo. En dicha escuela recayó en el año 2013, para aprender y avanzar en sus primeros años, asimilando tan pronto que sorprendió a su profesor y compañeros. En pocos meses iba desarrollando lo aprendido y su presencia en diferentes bolsines y clases prácticas era muy habitual.

El propio novillero ha querido destacar los momentos más importantes para él, en diferentes localidades toledanas, que, por una cosa u otra, han significado algo destacado en su carrera. Recuerda el novillo del Conde de Mayalde al que cortó dos orejas y un rabo en Miguel Esteban. En esa tarde en la que compartió cartel con varios matadores de toros, ya se pudo ver lo que podía dar.

En su etapa sin caballos, la cual fue muy fructífera en cuanto a número, el novillero de Pepino quiere acordarse de su participación en una novillada en Lominchar mano a mano con David Campos con astados de Torrenueva. Otra tarde que tiene el la retina es la de Casarrubios del Monte, cortando cuatro orejas a sus novillos tras dos importantes faenas.

El ascenso de escalafón, se produjo en Talavera de la Reina, otra de las tardes que le han marcado en su vida. Allí ante su afición, compartió cartel con Toñete y Marcos Pérez ante buenos utreros de Fernando Peña. Otro gran triunfo en La Caprichosa que le fue afianzando en su fulgurante carrera.

Ya en su recta final, se ha dividido en los festejos antes y después del Covid. Su participación en las novilladas nocturnas del verano de 2019, fue su mayor exponente, poniéndole directamente, al ganar el serial, en los carteles de la Feria de Otoño de ese año. Allí todo se arregló, y  convenció al público, salió en volandas por la ‘puerta grande de la gloria’. Tras este día hay otra tarde muy significativa para Tomás, la novillada de las fiestas de la sementera de Torrijos sólo dos días después del éxito de Madrid. De ese festejo, nos habla con melancolía de las sensaciones, del apoyo del público, de la importancia de su reafirmación tras el triunfo venteño, en definitiva, una de sus tardes para enmarcar.

Luego llegó el maldito Covid, y lo que se planteaba como un año presente en todas las ferias y una alternativa soñada, acabo siendo un periplo de reencontrarse a si mismo. Se encerró en el campo, asimilando nuevos conceptos, depurando los aprendidos, no parando de torear, aunque sin el calor y la importancia que te da una plaza de toros.

Pero en su periplo toledano faltaba por llegar el día de su presentación en Toledo, el día de la Virgen del Pilar. Ese 12 de octubre hacía el paseíllo con Calita y Jiménez Fortes, pero a la salida del coso, todo el mundo salió hablando de Tomás Rufo. Bordó una tarde maravillosa, sobre todo en el tercero de la tarde, un novillo extraordinario, con el que estuvo en figura. Para los que no le habían visto descubrieron la dimensión con la llega a matador de toros.

Además, Tomás Rufo llega este lunes a Borox, arropado de sus paisanos, seguidores e incondicionales que desde hace años le siguen allá por donde torea. En la faceta personal tiene claro de aquellos que siempre han estado ahí y que no han dejado nunca de estar a su lado. Uno de ellos es Sergio Blasco, banderillero de confianza de Tomás, que le acompaña en sus filas desde hace años. Es su apoyo, su confidente, el punto de mira de sus miradas hacia las barreras, en definitiva, uno de los baluartes en el camino de su carrera taurina.

El cartel de las fiestas de San Agustín, lo completa Álvaro Lorenzo, torero de la tierra que comparte apoderamiento con Rufo, la familia Lozano. Lorenzo vuelve de nuevo a estar acartelado con Tomás en una corrida de toros mixta, pero esta vez será un mano a mano entre ambos. A pesar de estar en diferentes escalafones, la rivalidad está servida en el ruedo. Cada uno con sus reses, pero mirando de reojo el estar mejor que su compañero de cartel.

Será la del día 30, la última actuación en la provincia de Toledo de Tomás Rufo, la despedida en su tierra, la despedida de los suyos y con los suyos. Y el marco elegido le da más categoría aún. La conjunción toledana emana del cartel por todos los costados. En Borox, patria de Domingo Ortega, con la familia Lozano como organizadores, con la vacada de Alcurrucén, que pasta en Urda y con Lorenzo y Rufo como protagonistas.

Ahora sólo queda esperar que el tiempo acompañe, el público asista a los tendidos y los animales colaboren con los espadas.