La restauración del Nazareno revela un balazo en su cabeza

A.D.M.
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Las tareas realizadas por Dalila del Valle y Carlos Galván han permitido consolidar la estructura interna del Cristo y reponer su viva policromía original, pero han mantenido la cicatriz «porque sería eliminar parte de la historia del paso»

Restos del balazo recibido por la imagen durante la Guerra Civil.

La Hermandad del Santo Encuentro, de la parroquia de Santiago el Mayor o del Arrabal, tiene esta Semana Santa motivos de satisfacción. Uno de sus dos pasos, el Jesús Nazareno, acaba de ser restaurado por Dalila del Valle y Carlos Galván, quienes han conseguido poner fin a sus problemas estructurales y restituir la policromía original de algunas de sus zonas.

«A primera vista daba la sensación de que no necesitaba una restauración muy laboriosa», explicó ayer a La Tribuna Galván. Sin embargo, al desvestir la imagen apreciaron que buena parte de la madera del torso, de pino, estaba seriamente dañada por la acción de hongos y xilófagos. «Había sido vendada antiguamente para asegurar las tablas que la componen. Parece que ese vendaje se humedeció y esto favoreció que buena parte de la madera se pudriese». Aparte, el torso del Cristo presentaba dos grietas estructurales que «era muy peligroso dejar sin reestructurar». Limpiar y restituir la madera en mal estado, lo mismo que consolidarla, ha llevado la mayor parte del esfuerzo.

También ha sido necesario restituir algunos elementos, como una falange que se había perdido. «Es una imagen muy venerada, por lo que nos hemos encontrado las manos y los pies bastante destrozados; en algunos casos, sin rastro de estuco, en la propia madera viva, solo que con la suciedad y el ennegrecimiento no era fácil darse cuenta». Los restauradores han restituido el material perdido de manos y pies -era una figura vestidera, prevista para ser cubierta y mostrar únicamente cabeza, manos y pies- en la medida de lo posible.

Dalila del Valle y Carlos Galván con el Nazareno de Santiago del Arrabal, una vez restaurado.Dalila del Valle y Carlos Galván con el Nazareno de Santiago del Arrabal, una vez restaurado. - Foto: Yolanda Redondo

«El rostro es la parte que menos trabajo ha dado, aunque también lo hemos revisado para evitar sufrimiento a las juntas de la madera: no deja de ser un paso, lo que hace que cada golpe seco le afectase, por mucho que estas imágenes estén preparadas para soportarlos». Este proceso de revisión les llevó a descubrir indicios de una restauración antigua, con pegamentos industriales e incluso mortero de cemento, que ahora han sido retirados y convenientemente fijada la madera para evitar que vuelva a cimbrear.

La principal sorpresa de la cabeza ha sido encontrar indicios de un balazo que se llevó buena parte del lateral posterior derecho -cubierto por el cabello-, seccionando la oreja. «Hemos decidido no restituir esta parte porque también es parte de su historia».

«Es una imagen humilde, realizada en madera de pino, sin grandes alardes en la talla ni en el acabado», añade Carlos Galván. Sin embargo, el proceso de limpieza y revisión de la policromía ha sido especialmente satisfactorio, «porque permite sacar a la luz colores que llevaban muchísimos años ocultos». Los fieles podrán apreciar, incluso, manchas del sangrado de los pies y de las manos que ha sido toda una sorpresa descubrir.

La explicación técnica de la restauración fue ofrecida ayer al finalizar la Misa de las siete y media. Carlos Galván ofreció los detalles técnicos del proceso, mientras que Dalila del Valle explicó la historia y las características de la imagen, vinculada a edificios del barrio del Arrabal que desaparecieron hace mucho tiempo, como el convento de Trinitarios que había donde hoy se encuentran los Juzgados, en la calle Marqués de Mendigorría, o la parroquia de San Isidoro, en el arrabal de la Antequeruela, no lejos de la Puerta del Vado.

La restauración ha sido la primera novedad. La segunda, el cambio de fecha y hora de la procesión durante la próxima Semana Santa, pues pasará de celebrarse durante la madrugada del Viernes Santo a hacerlo la tarde del Sábado de Pasión, es decir, la jornada comprendida entre el Viernes de Dolores (3 de abril) y el Domingo de Ramos (5 de abril).