Dos meses y tres días habían trascurrido desde que el 18 de julio Bargas acogiese el primer festejo del V certamen Promesas de Nuestra tierra hasta la tarde del pasado domingo.

Dieciocho aspirantes que se distribuyeron en seis novilladas con la intención de alcanzar la final y alzarse con tan renombrada distinción entre los noveles castellano manchegos.

Bargas, Añover de Tajo, Munera, Brihuega, Sonseca y Manzanares fueron las sedes donde astados de Fernando Peña, Gómez de Morales, La Quinta, Daniel Ramos, La Olivilla y Conde de Mayalde permitieron hacer la criba definitiva para la cita de Fuensalida.

El juego que dio el primer encierro de Fernando Peña, hacía que la ganadería toledana fuera materia prima a priori de garantías para vivir una tarde de toros acorde con lo que ha sido este certamen.

A las 18.30 y con el 50% del aforo del coso fuensalidano, Álvaro Chinchón, Guillermo Muñoz, Alejandro Peñaranda, Carla Otero, ‘El Dody’ y Jesús Romero, trenzaban el paseíllo en busca del sueño de convertirse en la ‘firme promesa de nuestra tierra’ y hacer que su nombre sonase así de cara a la próxima temporada.

Desde que se abrió de capote el conquense Alejandro Peñaranda, mostró su candidatura al reconocimiento. A pesar de no contar con una materia prima de calidad, Peñaranda, buscó siempre imprimir un personal concepto del toreo basado en la importancia de enganchar las embestidas delante, para correr la mano con el animal embebido en la muleta. Fue así como el novillero, natural de Iniesta y alumno de la Escuela Taurina de Albacete, logró entramar un trasteo en el que el cénit llegó con una estocada recibiendo que le valió un trofeo.

A la postre, este apéndice le valió para ser proclamado vencedor de la cita, y relevar así a Ruiz de la Hermosa, Ganador del certamen ‘Promesas de Nuestra Tierra’ 2019. Además no solo se lleva Peñaranda el reconocimiento de ganar este consolidado y renombrado certamen, sino que de forma automática ha entrado a formar parte del cartel de la novillada mixta que tendrá lugar en Añover de Tajo el próximo sábado 26, donde mano a mano con Marcos Linares, quien el pasado 5 de septiembre se alzaba como triunfador del XXVI Ciclo de Novilladas Sin Picadores en clase práctica que ha organizado la A.A.E.T. ‘Pedro Romero’ de Andalucía, despacharán un encierro de la divisa alcarreña de Polo Saiz; en una terna que completará el rejoneador Juan Manuel Munera.

Una oreja pasó también el talaverano Guillermo Muñoz. Sorteó un bonito animal de pelo castaño al que recibió con una larga cambiada y que en la muleta tuvo mejores inicios que finales. Buscó Muñoz el toreo vertical que ya mostró en Sonseca y que le valió para alcanzar la final, pero el geniudo animal poco colaboró en la estética del conjunto, pues soltaba en exceso la cara al final del muletazo desluciendo en parte la labor del novillero. Grata imagen dejó y por ello paseó el primer trofeo de la tarde.

La otra oreja del festejo, se la cortó Jesús Romero al que cerraba el ciclo. No pudo nada más que esbozar sus intenciones ante un animal que fue dándole cada vez menos opciones y ante el cual sólo pudo dejar detalles sueltos, que son como perlitas de la dimensión que puede llegar a dar. Para muestra, el saludo a la verónica cargado de gusto y torería.

Grato sabor de boca dejó la novillera guadalajareña Carla Otero. Otero, que se clasificó en Brihuega, volvió a mostrar maneras, valor y predisposición de querer ser. A pesar de resultar volteada, no le volvió la cara a la cita, y alcanzó altas cotas especialmente en los pasajes al natural. No estuvo acertada con la espada, y todo quedó en ovación.

En la misma novillada clasificatoria de Brihuega y el mismo balance en la final fue el de ‘El Dody’. Ante el mejor animal de la novillada, pudo mostrar una variedad en su torero y capacidades, pues tras estructurar una faena de toreo poderoso en sus inicios, llegó el acortar distancias en la última parte de la misma.

Las ganas y la voluntad de dar la mejor versión de cada uno, fueron tónica general de la tarde, y Álvaro Chinchón no fue menos. El espada chinchonense hizo frente al bravo primero, recibiendo una ovación.