Izquierda Unida ya ha dado las primeras pinceladas de sus propuestas a las ordenanzas fiscales de 2020. El Gobierno local socialista aprobó este lunes su propuesta, que en líneas generales apuesta por bajar entre 2 y 5 euros el impuesto de circulación y congelar la ORA y el billete de autobús. La formación de izquierdas preparará sus alegaciones detalladas, pero informó ayer que planteará una tasa turística finalista que revierta en el Casco histórico, así como progresividad en impuestos como el IBI o el ICIO.
La formación estima que el Ayuntamiento podría recaudar un millón de euros con el cobro de medio euro por visitante, si atendemos al dato de que la ciudad recibe dos millones de turistas por ejercicio, lo que debería revertir en mejoras en la zona histórica y permitiría una mayor justicia social con otras tasas y tributos. Así lo expresó su portavoz, Txema Fernández, quien manifestó su desconcierto al detectar que en Toledo no hay progresividad en el abono de tasas. «O pagas todo o no pagas nada y hay familias al borde, lo que les imposibilita acceder a algunos servicios», alertó.
Fernández recogió la queja vecinal de que Toledo tiene un IBI «infladísimo» considerando que hay que dar una respuesta a los ciudadanos, así como modificar algunas de las bonificaciones del ICIO, como por ejemplo aquella de la que se benefició Puy du Fou, que resultaba poco clara en cuanto al empleo generado y parecía redactada a medida, dijo.
Se quejó también del ‘modus operandi’ del Gobierno local en la presentación de proyecto de ordenanzas. Hubiese agradecido que informasen a la oposición antes de dar una rueda de prensa, algo que también manifestaron respecto a las obras e inversiones.
Turistas vs vecinos. En materia turística, el edil también abogó por elaborar un plan de reordenación del transporte de turistas en el Casco, alertando de que los buses turísticos ocupan espacios públicos «a coste cero», además de tener «privilegios» frente a los urbanos, como recoger viajeros en la zona histórica, ahora que el transporte urbano se queda en Gerardo Lobo por las obras de pavimentación en el entorno del Alcázar.
Aludió a que existen zonas de aparcamiento de autobuses donde llegan los turistas que, en muchos casos, imposibilitan el normal funcionamiento de los servicios municipales, como el Paseo de Merchán, a la altura de la calle Alfonso VI, donde «paran un sinfín de autobuses que impiden el tráfico con la fluidez que debiera».
Fernández también citó la preferencia que tienen el tren y el autobús turístico de situarse en zonas de paso peatonal que dificultan seriamente el paso de los peatones obligando en muchos casos a salir a la calzada por donde circulan los vehículos.