Un tanto en el minuto 90 del Marchamalo mandó al limbo las esperanzas de salvación de un Mora que fue netamente superior a su rival, sobre todo en una segunda mitad en la que tuvo ocasiones claras para adelantarse. Pero terminó perdonando y, en una de las últimas acciones del partido, vio como sus opciones de permanencia se perdían por el desagüe ante un rival directo.
Fue un encuentro que ya en su primera mitad mostró signos de máxima igualdad, con dos equipos más pendientes de no encajar ningún gol que de hacerlo y, sobre todo, con la idea de llegar a la hora de la verdad con opciones de victoria. Así las cosas, durante los primeros instantes parecía que era el cuadro dirigido por Alberto Parras quien llevaba la iniciativa y, en consecuencia, el que generaba los primeros acercamientos al área de los verdes.
No fueron tampoco ocasiones claras las que tuvieron los olivareros, que por medio de Borja pudieron adelantarse en el marcador, aunque el futbolista no estuvo acertado en la resolución final cuando se enfrentaba a Fran. Los de Juan Alonso Merino, por su parte, apostaban por salidas rápidas al contragolpe, si bien es cierto que la buena disposición táctica de los morachos impedía cualquier llegada con peligro sobre el portal de Toni.
A partir del minuto 20 se acentuó, más si cabe, el dominio local, que trataba de generar situaciones por las bandas. Sobre todo estuvo activo por la derecha Javi Vela, que protagonizó dos internadas que finalmente no tuvieron consecuencias sobre la meta visitante. El Marchamalo, mientras tanto, se defendía como gato panza arriba, aunque sin pasar tampoco demasiados apuros. En los diez minutos previos al descanso, las interrupciones, fruto de las constantes faltas, fueron la tónica de un choque que terminaría resolviéndose en las postrimerías.
Varió el guión tras el paso por la caseta. El Mora salió decidido a poner tierra de por medio y gozó de buenas oportunidades para adelantarse. Ludeña remató un saque de esquina y el rechace cayó a las botas de Nelson, que con todo a su favor, golpeó de volea el esférico para que Ángel, sobre la misma línea de gol, evitara el tanto. Poco después, los morachos reclamaron un posible penalti sobre Cedric que el colegiado no señaló.
Alfred Ramos, uno de los hombres de refresco que salió al verde, también probó fortuna sin éxito y, con el transcurso de los minutos, al Marchamalo se le comenzó a encender la luz. Una falta de Butra que repelió la barrera o la réplica, de Aitor en un mano a mano que no aprovechó, terminaron dando paso a la acción que terminaría siendo determinante: fue en el minuto 90 cuando Ballesteros, de cabeza, alojó el cuero en la escuadra de la portería de Toni para desatar la euforia marchamalera y la tremenda decepción entre la parroquia olivarera, que recibió el tanto como un jarro de agua fría.