Puerta Grande barata para López Simón en Valencia

EFE
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El diestro madrileño López Simón consiguió hoy la primera salida a hombros de esta feria de Fallas de Valencia, una vez que logró sendas orejas de poco peso de cada uno de los buenos toros de su lote

Puerta Grande barata para López Simón en Valencia - Foto: Juan Carlos Cárdenas

El diestro madrileño López Simón consiguió hoy la primera salida a hombros de esta feria de Fallas de Valencia, una vez que logró sendas orejas de poco peso de cada uno de los buenos toros de su lote, más por la cantidad que por la calidad de sus muletazos.

La tarde y el ambiente pintaban así, pues un público bonancible y generoso le dio otro trofeo más del mismo calado al Fandi por una faena populachera y destemplada al quinto de la divisa de Zalduendo, que soltó al ruedo valenciano cuatro toros que dieron sobradas opciones para un toreo de mucho mayor calado y sinceridad. Por eso, aunque no se le puede negar la voluntad derrochada ante sus dos toros, a López Simón sí que cupo exigirle mayor suavidad y pulso en sus muletazos, casi siempre desacompasados con la entregada nobleza que, por ejemplo, tuvo el terciado tercero, con el que solo una buena y fulminante estocada avaló la concesión del primer trofeo. El sexto tuvo más cuajo y también más fondo, a pesar de que sangró mucho en el caballo. Y el joven espada madrileño volvió a repetir con él su fórmula estándar de faena, con aparente asiento de zapatillas pero con idéntica descoordinación e incoherencia técnica en la dispar y larga sucesión de pases y más pases, que fue lo que, con creces, quiso y pudo premiarle el público.

También dio para mucho más el lote del Fandi, que saludó a ambos con largas cambiadas de rodillas, los movió ampulosa y ligeramente con el capote y los banderilleó con su habitual alarde de facultades, aunque clavando muy poco reunidos los tres pares al quinto. Con ver eso, lo más conocido del repertorio del granadino, se conformó el tendido, pero ya no reaccionó tanto con los dos vulgares y anodinos trasteos que el Fandi repartió por todos los terrenos de la plaza y en los que primó también el destajismo de fácil consumo y rápido olvido.

Los dos únicos toros sin opciones de la corrida se reunieron en el lote de Antonio Ferrera, que estuvo paciente y suave con el endeble primero e insistió de más, por pura responsabilidad, con un cuarto desfondado e insulso.