La doble cara de llevar una dieta insana

I.G.Villota
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La doctora en Biología e investigadora Carmen Fernández Martos indica cómo la dieta y el estilo de vida pueden influir en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer o la ELA

La doble cara de llevar una dieta insana - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

En la sociedad actual vivimos bombardeados por las noticias que nos invitan a seguir una alimentación saludable. Ayer la doctora en Biología e investigadora del Hospital Nacional de Parapléjicos Carmen Fernández Martos explicó en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, gracias a la iniciativa divulgadora ‘Ciencia a la carta’, cómo afecta lo que comemos a nuestro cerebro, indicando cómo puede influir nuestra dieta  en el desarrollo de algunas enfermedades neurdegenerativas como el Alzheimer o la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA.)

Fernández explicó qué estas dos patologías están muy afectadas por el estado nutricional de una persona. Destacó cómo la nutrición puede tener un efecto beneficioso o negativo dependiendo de la enfermedad de la que hablamos.

En el caso del alzheimer, dijo, los malos hábitos de consumo suponen un riesgo muy importante a la hora de desarrollar la enfermedad en la edad adulta, según los estudios preclínicos. «Se ha visto que cuando una persona desarrolla obesidad en su infancia, es decir, hacía un mal uso nutricional, aunque sea por un periodo corto, tiene un mayor riesgo de padecer alzheimer cuando llega la edad adulta», recalcó la investigadora.

Mientras tanto, en el caso de ELA las investigaciones actuales están enfocadas al uso de dietas de alto contenido en grasa «como posible terapia modificadora del curso clínico porque hay estudios que indican que pueden tener un efecto beneficioso», apuntó.

En los estudios observacionales se ha detectado que personas con un índice de masa corporal elevado «tiene una progresión de la enfermedad más lenta». «Están más protegidos porque el sistema endocrino emite señales a través de hormonas que afectan de manera directa el sistema nervioso y están en comunicación también con el sistema inmunológico», añadió.

De qué depende. Fernández Martos subrayó, por tanto, «la doble cara de una dieta insana, es decir, cómo puede tener un efecto positivo o negativo, de manera controlada, dependiendo de la patología y de la edad».

En caso de pacientes con estas enfermedades, necesitan enfoques multiclínicos, entre ellas suelen intervenir nutricionistas y endocrinos que marcan una serie de pautas.

Destacó la importancia de actividades divulgadoras como ésta, además de incidir en el gran nivel existente en la región, incidiendo en la necesidad de destinar más presupuesto a ciencia e investigación. «Es una inversión a largo plazo, la que marcará el futuro», sentenció.