El Toledo hispano americano de Idelma Carlo

Adolfo de Mingo
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La actriz argentina propuso crear aquí una biblioteca que reuniera la cultura de ambas orillas del Atlántico

El Toledo hispano americano de Idelma Carlo

Idelma Carlo (1932-) no es hoy, probablemente, la más conocida de las actrices argentinas. Tampoco lo era en 1963, cuando se trataba de una joven y prometedora intérprete teatral que compartía escenario con Antonio Garisa y otros conocidos actores españoles en Buenísima sociedad, del dramaturgo Alfonso Paso. Podría haber sido una más entre las muchas actrices internacionales que visitaron Toledo en la segunda mitad del siglo XX, entre ellas algunas compatriotas, como Niní Marshall, protagonista de Yo no soy la Mata-Hari (Benito Perojo, 1949). Podría haber contestado a la prensa con los tópicos y lugares comunes habituales sobre esta ciudad. Sin embargo, al ser entrevistada en El Alcázar por José Hernández Ponos, Idelma Carlo sorprendió por la originalidad de su respuesta: «Hispanoamérica está aquí, en Toledo».

La actriz, que visitaba la ciudad por segunda vez, tras una breve estancia en 1961, con unos amigos dominicanos, proponía la creación de una Biblioteca Hispanoamericana. «Sería una experiencia muy interesante. Y acreditaría la fama intelectual de la ciudad». Curiosamente, apenas cinco años atrás se acababa de constituir el Capítulo Hispanoamericano de Caballeros del Corpus Christi, que, tras contar con la aprobación del decano del Cuerpo diplomático, impondría los primeros hábitos en la Catedral el 14 de junio de 1960.

Versátil actriz y también poeta, Idelma Leonilda Carletti, más conocida como Idelma Carlo, es considerada hoy una sólida intérprete teatral. Su carrera cinematográfica, sin embargo, se limita a un puñado de actuaciones secundarias entre 1959 y 1974, cuando representó su único papel protagonista. Fue en Proceso a la infamia (Alejandro Doria, 1978), filmada algunos años atrás y severamente censurada -su papel era el de una condesa rusa implicada en un negocio de trata de blancas- en tiempos de Isabelita Perón. Curiosamente, el parecido físico entre Idelma Carlo y Eva Perón había llevado a proponer en aquellos años una temprana versión cinematográfica de la vida de Evita que habría estado protagonizada por la actriz y por Anthony Quinn en el papel del presidente argentino. El proyecto no salió adelante.

A comienzos de los años sesenta, cuando se produjo su viaje a España, la joven Idelma participó también en alguna película, como El señor de La Salle (Luis César Amadori, 1964), cuyo protagonista, Mel Ferrer, a punto estaba de interpretar nada menos que al Greco. A excepción de estos contados ejemplos, su carrera fue fundamentalmente teatral. «Hay que ser sincera con una misma -dijo en Toledo-. El dinero nunca debe obligar a una artista a desviarse de su camino. Si no quiere intervenir en nimiedades, en malas películas y pésimas obras, pues no interviene, por fabuloso que sea el contrato que le ofrecen».

Con respecto a su participación en la obra de Alfonso Paso, estrenada en el Teatro Reina Victoria de Madrid el 22 de noviembre de 1962, su papel fue breve pero recordado. No en vano, así finalizaba su entrevista con Hernández Ponos: «La actriz se marcha, y a su paso un aficionado le lanza un piropo que llega a nuestros oídos. —Mira, esa chica es la actriz de la obra de Paso, Buenísima sociedad. Es estupenda.— La habían reconocido, a pesar de ser apenas popular. Pero el rango escénico pesa mucho».