Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


San Blas

03/02/2021

Los primeros días de febrero concentraban el mayor periodo de fiestas del año en nuestros pueblos: Santa Brígida, La Candelaria, San Blas y Santa Águeda. La mayoría de ellas ya perdidas. El viejo refrán nos lo recuerda: ‘Brígida, Candelaria y Blas, tres días holgarás’.
Hoy es San Blas. Si repasamos los patronazgos que aparecen reflejados en las diversas crónicas históricas de nuestras localidades, el primero de la lista es San Blas, preferido para hacerle votos, que era como se llamaba a la promesa que se realizaba de hacerle celebración por diversas rogativas: contra el pulgón , la langosta, la peste, la sequía…
San Blas, médico y obispo armenio que vivió en el siglo tercero, fue víctima de las persecuciones del emperador Diocleciano, por lo que se retiró a vivir como ermitaño en una cueva del monte Argeo. Cuenta la tradición que era alimentado por los pájaros y que a la cueva donde estaba escondido el santo, llegaban fieras heridas o enfermas y él las sanaba. Es muy conocido el episodio en que curó milagrosamente a un niño al que se le había atravesado una espina de pescado en la garganta. Con motivo de una nueva persecución fue encarcelado y, el 3 de febrero del 316, apaleado y desgarrado su cuerpo con garfios de hierro y decapitado.
Desde la Edad Media era invocado como patrono de los cazadores y las gentes le tenían devoción como eficaz protector contra las enfermedades de la garganta y del aparato respiratorio. Era costumbre, y es, llevar a las iglesias, bendecir y repartir entre los fieles panecillos llamados «sanblasines», bollos, roscas o caridades y recordar el episodio de su martirio, formando collares de hilo y cintas que se llevan al cuello como amuleto, pidiendo al santo la intercesión para el alivio de afecciones en esa parte del cuerpo.
En la provincia de Toledo dos de los pueblos que con más empaque han mantenido la fiesta de san Blas son Cebolla y Arcicóllar. Cebolla celebra una concurrida romería en torno a la iglesia de San Pedro, el único edifico que queda del antiguo pueblo de Mañosa y que hoy es ermita del santo y Arcicóllar que, además de que ese día sale la curiosa botarga del ‘Judío’, sigue manteniendo la relación de los cazadores con San Blas -el único de la provincia que conozco-, pues éstos salen de caza y le ofrecen al santo las piezas cobradas: liebres, conejos y perdices que son subastadas después de la procesión.