Suena el himno de la Champions y Zinedine Zidane se quita definitivamente la vitola de ‘alineador’ que se le quiere poner a su figura. De cinco participaciones como técnico en la competición solo ha perdido una eliminatoria y ha ganado tres títulos, y el pasado martes, contra el Liverpool, puso los cimientos para que los aficionados del Real Madrid se emocionen.

El francés celebró sus 50 encuentros como entrenador en la Liga de Campeones con una victoria por 3-1 sobre el bloque ‘red’ que se gestó en el vestuario. En las pizarras de la Ciudad Deportiva de Valdebebas.

Zidane supo en la misma mañana del partido que su compatriota Raphael Varane no iba a poder jugar por coronavirus. Junto a Sergio Ramos, perdía a su pareja de centrales titular, además de las ya conocidas bajas de Dani Carvajal y Eden Hazard.

Dudas en la previa de si iba a optar por la defensa de tres centrales, como en el último encuentro, frente al Eibar (2-0), o por cuatro atrás. Se decidió por la segunda opción y mantuvo el buen momento de Asensio y le dio confianza a Vinícius. Los autores de los goles.

El ingrediente principal del plan para desconectar al rival fue el mismo que contra el Atalanta: imponer un ritmo bajo dominando el esférico para cortocircuitar al rival. Y salió. El añadido fue la orden clara de buscar la espalda de la defensa visitante que no pasa, ni de lejos, su mejor momento. Con Kroos como la extensión de Zidane sobre el césped.

El alemán dio un curso para poner en las escuelas a los futuros mediocentros. En el primer gol le indicó a ‘Vini’ con la mano izquierda el momento justo en el que debía iniciar el desmarque. Y se la puso al lugar justo en un pase desde campo propio, de unos 50 metros. 

Mención aparte para el brasileño. Siempre criticado, y con razón, por su falta de acierto de cara a puerta, contra el Liverpool dejó atrás sus fantasmas e ilusionó. Debe jugar el Clásico.

Lugar que tiene garantizado un Asensio que vive su mejor momento tras la lesión de rodilla. Cuatro partidos consecutivos viendo portería, la mejor racha de su carrera y, sobre todo, con esa confianza que solo Zidane le podía dar. Yes que le castigó con varios partidos en el banquillo tras 12 titularidades para que reaccionara.