«Hablar del suicidio,sin mitos ni estigmas, lo previene»

I.G.Villota
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Beatriz Vallejo es psicóloga clínica y trabaja en la coordinación del equipo de la Unidad de Salud Mental del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam). Invita a destinar más recursos a la prevención e incrementar la investigación

«Hablar del suicidio,sin mitos ni estigmas, lo previene» - Foto: Yolanda Lancha

Hoy es el Día Mundial para la prevención del suicidio, pero los profesionales del área de Salud Mental trabajan los 365 días del año en visibilizar y sensibilizar acerca de la principal causa de muerte no natural en España. La psicóloga Beatriz Vallejo invita a destinar más recursos e incrementar la investigación.

Subraya que el suicidio es un fenómeno complejo en el que están implicados numerosos factores tanto personales como socioculturales y que sin duda supone, además de un drama personal y familiar, un importante problema de salud pública. No en vano, el suicidio sigue siendo la principal causa de muerte no natural en España, produciendo el doble de muertes que los accidentes de tráfico. Es también, después de los tumores, la segunda causa de muerte entre los jóvenes de edades comprendidas entre los 15-34 años.

En unos días se celebra en la UCLM un  curso de verano sobre prevención e intervención en conducta suicida. ¿A quién va dirigido y cuál es el objetivo?

El curso va dirigido a estudiantes y profesionales de diferentes sectores, no solo del sanitario, porque pudiese parecer que el suicidio es el problema de salud, pero va mucho más allá, porque es un problema de salud, pero también social. El curso va dirigido a diferentes sectores: la medicina, la psicología, la educación, el periodismo... pero también está abierto a cualquier persona interesada, porque toda la sociedad, y no solo los profesionales, debe estar volcada en la prevención del suicidio.

Desde Salud Mental estamos muy volcados en la difusión, la sensibilización y la formación, porque se ha comprobado que contribuye de forma muy significativa en la reducción de la tasa de suicidios. De lo que se trata es de formar a agentes clave y también a la sociedad en general. Los profesionales deben saber cómo prevenirlo, cómo detectarlo y cómo actuar de una manera adecuada para reducir el riesgo.

¿Podemos hablar de causas del suicidio? ¿A veces somos muy simplistas?

Se puede hablar de factores de riesgo. Este es un fenómeno muy complejo y multicausal, pero se tiende a simplificar o a atribuir a una enfermedad mental.

¿Cómo se puede prevenir? ¿Con qué nos deben saltar las alarmas?

Normalmente hay unas señales de alerta. Uno de los mitos en torno al suicidio es que la persona que se quiere suicidar no lo dice, y no es cierto. Lo dice pero a veces no lo detectamos o no lo queremos ver, lo minimizamos.

Si un familiar nos dice que su vida es un desastre, que no tiene sentido, que no puede aguantar más, normalmente le quitas importancia y le animas a que no diga eso. Intentamos acallar a la persona cuando lo que debemos hacer es escuchar y hablar de ello.

Lo evitamos porque nos angustia, pero no se trata de callar a esa persona y hacer ver que está mal hablarlo, sino de hablar de ello y no contribuir a mantener el estigma ni el tabú. Si la persona te puede contar lo que le pasa, tú puedes echar una mano. Hablar del suicidio, de una manera adecuada, sin mitos ni estigmas, previene el suicidio.

¿Siempre hay señales?

Casi siempre, no me gusta generalizar, pero la mayoría de ocasiones la persona está dando señales pero no sabemos detectarlas. Pueden ser a nivel verbal, sobre cómo se encuentra, o no verbal. Tampoco se trata de dramatizar. Si una persona dice ‘no quiero vivir así’ no significa que quiera quitarse la vida, pero lo que está diciendo es que tiene un problema, que necesita hablar de ello y que necesita ayuda. Hay que escuchar y ver si hay riesgo real.

¿Dónde hay que acudir si lo detectas?

En Castilla-La Mancha contamos con recursos para personas en crisis, es decir, ayuda urgente. En los servicios sanitarios de Urgencia siempre hay profesionales a los que se puede acudir. Pero también hay asociaciones a las que se puede ocurrir o al Teléfono de la Esperanza, que es un servicio especializado de atención en crisis que funciona las 24 horas.

A nivel sanitario, el primer escalón para pedir ayuda,  como en cualquier otra enfermedad, es  el médico de Atención Primaria, que te puede derivar al recurso más adecuado en el caso de que sea necesario.

Se ha incrementado el número de suicidios en los últimos años, así como las llamadas con ideas suicidas que recibe el Teléfono de la Esperanza. Esta asociación dice que la cifra es mayor que la registrada oficialmente, toda vez que muchos accidentes son suicidios encubiertos. ¿Se investiga la suficiente?

Falta mucha investigación sobre este tema, porque no se destinan recursos. Es incomprensible. Hay accidentes de tráfico, precipitaciones, ingestas de medicamentos o envenenamientos en los que no se puede confirmar que sea un suicidio, pero eso no quiere decir que no lo sea. Por ahí viene la infraestimación de los datos, porque solo se puede registrar como suicidio cuando es claro, porque la persona ha dejado una nota, por ejemplo.

Sería fundamental investigar más para conocer una dimensión real del problema.

Pero el incremento de suicidios es real.

En 2017 hubo un incremento del 3 por ciento respecto al año anterior, sin embargo ha habido años con más casos, por ejemplo en 2013 y 2014. Lo cierto es que ahora se tiende a informar más, se registran mejor y más las causas de la muerte. Aún así, hay que mejorar los sistemas de registro para tener una cifra más real.

¿Cómo sociedad damos importancia a la salud emocional?

Creo que sí hay una concienciación respeto a la importancia de los problemas de salud mental, pero eso no se traduce en medidas concretas. Por ejemplo no hay un plan nacional para la prevención del suicidio, cuando sí lo hay para la prevención de accidentes de tráfico, pero los suicidios suplican a los accidentes de tráfico.

Para prevenir los suicidios es fundamental poner en marcha políticas a nivel nacional que coordinen las distintas actuaciones locales o regionales. También se deben destinar recursos específicos para desarrollar acciones a largo plazo. Normalmente se ponen en marcha políticas cortoplacistas y reactivas, pero hay que destinar recursos a la prevención a largo plazo.

¿Por qué no se destinan recursos?

La salud mental en general tiene mucho estigma asociado y mucha vergüenza asociada, y el suicidio en particular. El cáncer tenía un estigma asociado hace unas décadas. No se utilizaba la palabra, no se hablaba de ello. Con campañas y con concienciación se ha ido rompiendo el estigma y el tabú y se han destinado más recursos. Si no se habla, no se conoce la dimensión del problema.

¿Debemos informar los medios sobre los suicidios y cómo debemos hacerlo?

Los expertos dicen que informar de una manera responsable puede evitar suicidios. Los medios de comunicación pueden ser el mejor agente antisuicidios, pero es importante hacer lo de manera responsable. Por ejemplo evitando dar explicaciones del suicidio como algo simplista, incidiendo que es un fenómeno multicausal que no se debe solo a la enfermedad mental sino a muchos factores sociales, familiares y ambientales. Evitar el sensacionalismo, las descripciones de los métodos, así como considerar el impacto que puedan tener las noticias publicadas en los familiares y los supervivientes y, sobre todo, dar información relevante y útil. Por ejemplo informar a la sociedad del impacto del problema, hablar de factores de riesgo y de protección e informar de los servicios de ayuda que tenemos disponibles.

¿Cuál es la dimensión real del problema?

En Castilla-La Mancha se registraron 157 suicidios en 2017 -el último año del que hay datos- y en España cerca de 3.700. Pero esto es solo la punta de iceberg. Además de las personas que se suicidan hay muchas personas que lo intentan y no lo consiguen. Esto quiere decir que hay un sufrimiento muy importante en ellas. También hay muchas con ideas suicidas que lo sufren pero no lo intentan. No nos podemos olvidar del impacto en el entorno.

El suicidio produce muertes, pero también produce graves secuelas físicas y psicológicas derivadas de los intentos no consumados. Por cada persona que consuma un suicidio, aproximadamente 8 o10 personas intentan suicidarse. Además, aunque no se disponen de datos a escala nacional sobre los intentos de suicidio, los datos clínicos indican que, por cada suicidio consumado, se llevan a cabo de 8 a 25 intentos, de donde podemos deducir que algunas personas realizan varios intentos de suicidio fallidos.

La Asociación Internacional de prevención del suicidio dice que cada fallecimiento por esta causa afecta a otras 35 personas de manera directa o indirecta y, de ellas, seis se ven muy seriamente afectadas. Los supervivientes, los familiares y seres queridos del suicida, entran en factor de riesgo.

¿Se les da la atención que requieren?

Normalmente no. Esas personas pasan por un duelo más complejo que un duelo normal. Es un duelo que no se suele compartir por su estigma asociado. Eso hace que el sufrimiento sea aún mayor. No podemos hablar, no poder compartirlo. Por eso es tan importante concienciar en la sociedad. Quizá una persona que ha perdido a un famliar de esa forma no quiera hablar de ello, pero quizá sí quiera y tendemos a no preguntar. Hablar suele ayudar a superar la pérdida.