La marca de los encierros de Villaseca de la Sagra, triunfa

Domiguín
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Las ganaderías de Jandilla, Baltasar Ibán y Cebada Gago, fueron soltadas por la calle Ancha cada una de las mañanas. Un corredor de Talavera, sufrió una cornada de 10 centímetro en el gemelo de la pierna derecha

No solo de pan vive el hombre ni Villaseca de su Alfarero. Al consagrado certamen sagreño, que tan buenas entradas de público está registrando cada tarde, no es menos el prólogo que suponen sus tradicionales encierros y sueltas de reses.

Cada mañana, a las 9 horas, son muchos los aficionados locales y foráneos que se desplazan a esta localidad que tiene al toro en el corazón y como motor de sus fiestas para ver la novillada a lidiar, disfrutar de sus toros de capea y especialmente este año los imponentes toros de Cebada Gago, que una vez corridos en Pamplona, las inclemencias meteorológicas (suspensión del festejo por medio) permitieron tener en Toledo tan singulares bellezas.

Además de ellos, los protagonistas fueron los tres envíos que desde diferentes puntos de la geografía llegaron a Villaseca para ser lidiados. Los serios y zahínos Jandilla, los armónicos ‘Ibanes’ o los cromáticos y astifinos ‘Cebadas’ realizaron vistosas carreras calle arriba y calle abajo.

Gran encierro el protagonizado por los Cebada Gago.Gran encierro el protagonizado por los Cebada Gago. - Foto: DominguínPara muestra lo vivido en la localidad el pasado fin de semana donde miles de personas venidos de todos los puntos de las comunidades cercanas para verlos en vivo en las calles cuando los villasecanos acogen como propios al forastero para que, como uno solo, y fieles a su cita, cada mañana llenen balcones, ventanas y puertas para disfrutar de los astados a lidiar cada tarde en su coqueto coso taurino.  Tanto es así que cada mañana las vías de acceso una hora antes, empiezan a engullir vehículos venidos de todos los lares, donde asiduos que recorren la geografía toledana de encierros, se saludan, se desean suerte, comentan los astados, en definitiva, una gran familia que se aglutina alrededor de los encierros de reses bravas.

Todo ello gracias a la encomiable labor de su alcalde, Jesús Hijosa, quien cuida al más mínimo detalle todos los pormenores de los días de fiesta, estando al pie del cañón en todo momento y luchando y haciendo posible que Villaseca esté en boca de toda la afición al mundo del toro en cualquier parte del orbe.

Unos cientos de metros son suficientes para que en un recorrido de ida y vuelta los novillos sean exhibidos primeramente, y con todo el respeto que el toro de lidia merece, vuelvan a los corrales, para que una vez encerrados en las dependencias de la plaza de toros y tras un ritual de cohetes que se vuelve a repetir, vayan desfilando los animales, que esta vez sí, serán para el disfrute de los mozos, que mediante quiebros, recortes y cites disfruten de un puñado de arrancadas, que variarán en función de la condición de los astados.

Todo esto, hasta que, a una hora prudencial, los bueyes con sus sonoros cencerros, recojan al ganado bravo para dar tiempo de reposo y pausa taurina, pues es buena costumbre departir con conocidos y allegados sobre el encierro, los toros o simplemente la vida, hasta que el reloj vuelva a marcar ‘hora de toros’, esta vez con capotes y muletas sustituyendo a chaquetas y con el coso La Sagra como escenario

Durante el encierro de ayer, un varón de unos 50 años de Talavera de la Reina, sufrió una herida por asta de toro en la pierna derecha, a la altura del macizo gemelar de unos 10 centímetros de extensión. El equipo médico procedió a la limpieza de la herida, sutura por planos, Friedrich, drenaje y sutura externa. Se trasladó al Hospital Virgen de la Salud para tratamiento intravenoso, antibiótico. Otro herido vecino de El Escorial, tuvo que recibir puntos de sutura en el mentón al ser arrollado en la calle por uno de los astados.