Las ideas en urbanismo de la Real Academia

Álvaro de la Paz
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El director de la Rabacht, Jesús Carrobles, plantea sendos planes especiales para la Vega Baja y el Casco histórico y exige un nuevo POM de consenso y que respete el patrimonio

Vega Baja, una preocupación para la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. - Foto: David Pérez

Los proyectos más inmediatos que se plantean desde la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo abordan el protagonismo de la trama urbana y la necesidad de adecuar las disposiciones legales a la realidad actual. El primer propósito que esgrime el presidente de la institución, Jesús Carrobles, pasa por renovar y actualizar el Plan Especial del Casco Histórico para atender dos fenómenos emergentes en la zona más icónica de la localidad: la turistificación y el abandono de conventos. Ambas son cuestiones candentes en la ciudad y están modificando tanto el paisaje del centro como el propio hábitat en el que miles de toledanos desarrollan su vida. La implantación de decenas de pisos turísticos y el cierre de espacios de gran riqueza artística y patrimonial dedicados a la contemplación alertan en la Academia.

«Hay que volver a estudiar la ciudad y programar ante lo que se nos viene encima», explica Carrobles. El académico espera que el volumen turístico, la calidad y la prestación de los servicios en un barrio tan singular y la propia evolución de la población residente sean tenidos en cuenta.

Una idea similar sugiere Carrobles para la Vega Baja. El director de la Rabacht propone un Plan Especial para este área que aporte «una solución definitiva a esa herida» que sigue abierta. El arqueólogo apunta «al ciudadano y no tanto a la vivienda» como protagonista del futuro de la zona.

La tercera gran propuesta realizada desde la Academia reclama un nuevo POM para la ciudad que evite el actual vacío legislativo en materia de distribución de suelos según su uso. La ordenación clara del territorio debería, según Carrobles «reafirmar el compromiso de la ciudad con su paisaje». El presidente de la entidad de investigación y difusión científica señala la necesidad de «mantener una política de conservación y valoración» del patrimonio y apunta al consenso entre todos los estamentos sociales implicados para la elaboración de la nueva norma, evitando así el fracaso de la de 2007. Aquella «ha sido la única propuesta que rompió con la tradición» del consenso entre colectivos.