Seis desprendimientos de rocas en el Valle desde 2015

I.G.Villota
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Obligan a intervenir una vez año año de media. El Ayuntamiento ha destinado desde 2015 unos 650.000 euros en actuaciones en distintos tramos de la carretera y la senda por desprendimientos sin daños personales

En 2015 se actuó en la carretera del Valle en el entorno frente a la ermita, en el talud de la margen izquierda del río Tajo, tras los deprendimientos. La intervención total ascendió a 56.000 euros. - Foto: Yolanda Lancha

El Casco histórico de Toledo se caracteriza por su enclave singular y el entramado rocoso del Valle, un cañón que abraza al río Tajo. Ofrece la foto más característica y espectacular de la ciudad. Una de sus grandes fortalezas, aunque también tiene inconvenientes. Y es que el Ayuntamiento se ve obligado a intervenir en las rocas de la ronda del Valle o de la senda ecológica una vez al año de media. La última actuación está a punto de empezar, a cargo de la empresa especializada en protección de taludes ‘Paramassi Ibérica’, tras los desprendimientos registrados el pasado fin de semana en el tramo entre los puentes viejo y nuevo de Alcántara, desde la Cubana en dirección al Valle.

El Consistorio ha destinado desde 2015, año en el que accede al Gobierno municipal Milagros Tolón, actual alcaldesa de Toledo, unos 650.000 euros en actuaciones de seguridad en los taludes en distintos tramos tras registrar desprendimientos, de distinta envergadura, desde pequeñas piedras, lo que en el argot especializado se denomina chineo, hasta rocas de gran tamaño y peso que incluso ha sido necesario dinamitar para su retirada. En ningún caso ha habido que lamentar daños personales.

La actuación es siempre la misma. Se sanea la zona afectada y después se instala un mallado de contención con bulones, que son tornillos de gran tamaño, para detener las rocas si se desprenden y evitar daños.

Un reciente informe técnico municipal indica que es «imposible» determinar «el lugar y el momento» de los deslizamientos, motivo por el que las actuaciones en los taludes, revela el documento, «se materializan sobre las zonas en las que se producen los desprendimientos».

Este es el argumento que ha esgrimido la concejala de Obras y Servicios Medioambientales, Noelia de la Cruz, desde que se produjo el último caso, indicando que el Ayuntamiento realiza inspecciones periódicas al cañón rocoso del Valle, además de estudios especializados y el tratamiento cuando se produce alguna situación de riesgo.

Desde 2015 se han ejecutado un total de seis actuaciones, contempladas en ese informe, contando la que está en marcha en el Valle tras la caída del pasado sábado y la que empezará en breve en el paseo de la Rosa, en este caso para actuar de manera preventiva en una zona donde no se registran desprendimientos desde hace unos años pero que registró dos casos a principios de 2015.  

En poco más de una legislatura. Haciendo memoria, ese mismo año el Ayuntamiento actuó en la carretera del Valle en el entorno situado frente a la ermita, en el talud de la margen izquierda del río Tajo. La obra ascendió a 56.000 euros.

En 2016 no se ejecutó ninguna intervención, pero en 2017 fue necesario actuar en el entorno de la intersección de Doce Cantos con la ronda de Juanelo frente al puente de Alcantára. En este caso la obra rondó los 100.000 euros.

Ya en 2018 hubo actuaciones en los taludes de la senda ecológica en el tramo comprendido entre el Barco del Pasaje y la ronda de Juanelo en la margen derecha del río. Costó 145.500 euros.

El año pasado se ejecutó una de las intervenciones más espectaculares al tener que dinamitar una roca desprendida en la senda, por las dimensiones de la misma. La actuación fue en el tramo bajo el paseo de Cabestreros próximo al puente de Alcántara en el talud de la margen derecha del Tajo. La previsión del gasto es de 125.000 euros, aunque no está cerrado toda vez que los trabajos siguen en curso.

Una intervención mayor. La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento aprobó esta semana un procedimiento de urgencia para actuar en los taludes de la carretera del Valle entre los dos puentes de Alcántara en la margen izquierda del río. Un total de 300 metros cuadros de zona afectada. La previsión es de 55.000 euros porque los trabajos están pendientes de arrancar inmediatamente, pero la cantidad se puede incrementar porque los técnicos de la empresa han detectado algunas piedras inestables en el entorno.

El Consistorio está a punto de adjudicar los trabajos de saneado de la zona del paseo de la Rosa, en Santa Bárbara, donde se registraron desprendimientos años atrás. El objetivo es limpiar los taludes rocosos y asegurarlos después con mallas. El presupuesto máximo de licitación fue de 182.000 euros y cuatro empresas se interesaron por el concurso.

De la Cruz asegura que ninguna empresa especializada, con las que el Ayuntamiento trabaja habitualmente, «ha sugerido el mallado completo del Valle» y tampoco se han planteado por el momento desde el Consistorio realizar un estudio completo de toda la ronda del Valle toda vez que hay inspecciones oculares periódicas, insiste.

La responsable municipal, acompañada por uno de los técnicos del servicio de Obras y Medio Ambiente, apunta al impacto paisajístico que supondría la instalación de mallas en todo el Valle, además de la millonaria inversión económica. En cualquier caso, recalca que no es una cuestión de dinero. «Si fuera necesario lo haríamos y buscaríamos la financiación de donde hiciera falta. Pero gastar sin un criterio técnico sería una mala gestión», enfatiza la edil.

El Ayuntamiento tampoco se ha planteado cortar al tráfico de manera definitiva la carretera ni el tránsito peatonal en la senda ecológica, utilizada por numerosas personas para hacer deporte, así como para pasear y disfrutar del ocio. Pero los espacios permanecerán cortados mientras que las empresas trabajan en ellos.

El informe técnico al que hacemos referencia en esta información  indica que los taludes rocosos a ambas márgenes del río presentan «un gran número de fisuras, grietas y fracturas», alguna de esas de origen tectónico, apunta el documento, otras por la presión del peso de la sobrecarga sobre una formación.

Apunta a la climatología de Toledo, con amplias variaciones térmicas y días de helada, como uno de los factores que favorece la abertura de grietas. También las filtraciones de agua, así como las condiciones geológicas y las estructurales.

Y es que los desprendimientos en el Valle vienen de lejos y las actuaciones también porque es imposible controlar la naturaleza. Hay que recordar que en 2004 esta carretera estuvo cortada seis meses entre el puente nuevo de Alcántara y el puente de la Degollada. La actuación en esa zona, una de las primeras en ejecutar, se estimó en 600.000 euros y se planteó una financiación a tres bandas entre la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento.

En 2007 y 2008 hubo que lamentar nuevos desprendimientos en esta zona, pese a la malla, toda vez que la roca consiguió romper la estructura. Entonces se instalaron nuevas y dobles.