La Cuenca nazarena hace sonar clarines y tambores

Leo Cortijo
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Cientos de turbos, desde sus ventanas y balcones y a lo largo y ancho de toda la ciudad, hicieron sonar clarines y tambores. Muchos de esos nazarenos se enfundaron su túnica para recrear el desfile en el interior de sus domicilios

Muchos turbos se enfundaron su túnica para conmemorar esta atípica procesión - Foto: Leo Cortijo

El coronavirus no ha podido, en cierta manera, con el espíritu nazareno de Cuenca ni con la procesión Camino del Calvario. Cientos de conquenses, desde sus ventanas y balcones y a lo largo y ancho de toda la ciudad, hicieron sonar sus clarines y tambores con el fin de conmemorar desde sus domicilios sus respectivas procesiones. 

Así siguieron la petición de la Junta Regidora de Las Turbas, que había invitado a todos los turbos a sumarse a este excepcional y atípico Viernes Santo, a partir de las 12 del mediodía, una vez concluido el Miserere del reloj de la Torre de Mangana.

Durante un espacio prolongado de tiempo, los turbos han tocado clarines y tambores también en señal de luto por todas las víctimas de la pandemia. Muchos de esos nazarenos se enfundaron su túnica para recrear el desfile en el interior de sus domicilios. Otros tantos, para acompañar clarinás y palillás, colgaron en sus balcones y ventanas los capuces de sus hermandades.

La Junta Regidora de Las Turbas, en un comunicado de prensa, expresó que «este acto especial lo hacemos en memoria de todos los fallecidos de esta pandemia y con un mensaje de apoyo, ánimo y esperanza para todos los que están sufriendo esta terrible enfermedad, así como en señal de apoyo y gratitud a todos los que están trabajando sin descanso para que podamos sobrellevar el aislamiento, por nuestros trabajadores de la sanidad que se están dejando literalmente su vida para salvar la nuestra, por esos tres años que llevamos ya sin poder tener una procesión completa y como homenaje a nuestra Semana Santa que por primera vez, desde la Guerra Civil, ha sido suspendida».