El pequeño comercio «se desangra» en Santa Teresa

Mario G. Gutiérrez
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El sentir es unánime entre los comerciantes del barrio, quienes confiesan que las navidades 2021 han sido aciagas y quieren agarrarse al periodo de rebajas, pero no son demasiado optimistas

Comercios abiertos conviven con otros que las circunstancias han obligado a echar el cierre. - Foto: Yolanda Lancha

Santa Teresa era un barrio próspero, con vida y actividad comercial, pero ahora queda poco de eso». «El barrio pendía de un hilo, pero entre el traslado del hospital y la pandemia, le han dado la puntilla». Son algunas de las declaraciones de los responsables de los comercios de este barrio toledanos.

Una zona de la ciudad que, lejos de las grandes superficies, sigue conservando el comercio a pie de calle donde los clientes «son los de toda la vida» y donde el trato «va más allá que el de una transacción económica».

La pandemia sigue «golpeando fuerte» como nos cuenta uno de los propietarios, que reconoce que hubo cierta esperanza tras la afluencia de personas durante el puente de diciembre, «pero luego vinieron el aumento de los contagios» lamenta, y ya «cuesta abajo las ventas hasta Navidad».

Los hay que prefieren «no pensarlo» y desean que se trate de una etapa pasajera que «concluya pronto», otros, con números en la mano, reconocen que las ventas se han desplomado respecto de 2019, «pero 2021 también ha sido peor que 2020», puesto que el año pasado eran las primeras «después del Covid y había ganas, este año ha imperado la incertidumbre y todo eso se traduce en un descenso en el número de compras», confiesan.

La «incertidumbre» es otro de los sentimientos más extendidos entre el personal del comercio de proximidad, «estamos aquí siempre, eso la gente lo sabe, pero las tendencias, gustos y preferencias cambian», afirma el dueño de una tienda de ropa. «Llevo 25 años en esto y es muy fluctuante, las tendencias varían y la gente cambia sus preferencias para gastar, antes era la ropa, luego la tecnología, ahora son los viajes y la hostelería», explica. A pesar de ello, reconoce que no ha visto demasiado disminuido el volumen de ventas, pero recalca que «si te salvas un poquito es porque ajustas mucho los márgenes y vendes más o menos lo mismo, pero con muchísimo menor beneficio, si no; es imposible». 

También los hay que, a pesar de no haber sido un gran inicio de rebajas, son optimistas con que la tendencia cambie con el transcurso de los días. «Sobre las rebajas es como si no las hubiera, el hecho de poner rebajas no ha llamado a la gente a que venga a comprar, no tiene nada que ver con 2019, y con 2018 todavía menos; pero esperemos que se arregle de aquí a final de mes», comentan dubitativos. «Hay que ir día a día, la verdad es que están siendo tiempos muy complicados y cualquier atisbo de normalidad es positivo, siempre te queda la esperanza de que esto cambie, pero hay días buenos y días malos; está siendo una prueba muy dura», sentencia.

Lo que es común a todos los que han manifestado su opinión es el hecho de que el barrio está «vacío». Durante las mañanas el trasiego del colegio y los días de mercadillo o las sucursales bancarias, dan «algo de vida a las calles», pero durante la tarde hay muchos momentos en los que «literalmente no hay nadie» y eso hace imposible que se produzcan las ventas.

Sobre las causas de esta ausencia de gente, la pandemia es lo más argumentado, repuntes en el número de casos, miedo al contagio, confinamientos y cierta «desilusión a la hora de celebrar» minan la voluntad de compradores; pero seguido de este argumentario, surge el razonamiento de que el cierre del Hospital Virgen de la Salud ha empeorado la sintomatología de un barrio que, comercialmente, ya estaba «en la UVI» y que actualmente «se desangra». El hospital daba también vida al barrio y aportaba clientes, según cuenta uno de los responsables de una zapatería. «Un año pueden ser mejor o peor, un día puedes vender más o menos, pero lo realmente preocupante es el hecho de este desamparo», continúa, y lo peor es que «no hay hoja de ruta», puesto que, según apunta, «si no hay dinero, no van a hacer ningún proyecto, y todo lo que digan es palabrería electoral», comenta visiblemente molesto, recordando el anuncio de la instalación de un grupo de distribución mundial con sede en España compuesto por empresas de distintos formatos, siendo el principal el de grandes almacenes, y que nunca llegó al barrio.

Mientras tanto seguirán levantando la persiana cada mañana, esperando que la situación revierta «los que puedan aguantar» puesto que muchos han tenido que cerrar, y procurando aumentar las ventas en este periodo de rebajas, que según explican «es el momento de comprar, porque los precios de cara a 2022 van a subir mucho, puesto que ha subido la materia prima», y ponen el ejemplo del calzado para este próximo invierno, donde auguran que podemos encontrar una diferencia de «casi 15 euros en cada par».