Linares se alza con el Alfarero de Plata

Dominguín
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Éxito artístico y de público en la final en Villaseca de la Sagra. Seria novillada de Montealto que dio posibilidades a los novilleros

Linares se alza con el Alfarero de Plata - Foto: Joaquín Romera García

Por WhatsApp conozco que en la faena del tercero de la tarde va a sonar La Concha Flamenca. Alberto Toledo, director de la banda de Villaseca dedica a este cronista de La Tribuna de Toledo, la pieza musical y acompaña la faena que encumbra a Marco Linares. Una obra musical que ayuda a realizar el buen toreo, a estar a gusto en el ruedo. El solo de saxofón de Jorge Albarrán, sonaba en La Sagra cual concierto al son de los muletazos de Linares. Esa conjunción, ese acople hacia al respetable respirar aromas de triunfo. 

Cuando el jienense redujo de capote al eral, se paró el tiempo. Cordobinas de inicio que sorprendieron a los asistentes, tras lo cual meció el capote con gran flexibilidad de muñecas. Embarcadas las embestidas en las rosas telas, los oles sonaban al unísono cada vez que la res pasaba por el menudo novillero. 

Las mismas muñecas con las que torea de capa, son las que llevan con suavidad al animal de Agustín Montes. Toreo caro en sus trazos, suavidad en sus cites, largo recorrido en sus derechazos que muchas veces se amplían en caros cambios de mano. 

La conjunción de la faena y de la sinfonía musical taurina, el novillo seguía la pañosa con celo pero sin fijeza, lo que le hizo poner todo de su parte a Linares. Se perfiló con la tizona y se atracó de novillo, se volcó en su morrillo y la espada fue enterrada entera algo contraría. Los pañuelos afloraron en las gradas y del palco asomó la reglamentaria oreja que cubría de blanco el escenario taurino. Otra oreja más hubiese sido de ley, pero la seriedad del palco marca las cosas cada tarde. 

Tenía el triunfo en la mano, aunque los tendidos ya tenían decididos a esta altura su principal apuesta. Con una larga cambiada recibió Marcos Linares al que cerró plaza, al de la jota. Un público entregado metió en seguida al novillero en su faena. Se dobló y quiso fijar al animal que seguía los engañosos. Tuvo un mando asombroso por la diestra y gusto que le rezuma por los cuatro costados. Por naturales lleva a los animales cosidos a sus telas con una torería innata. El animal que embestía descompuesto y con querencia para las tablas, termino por irse a los terrenos en los que estaba más cómodo. Sabor agridulce el que se vivió en el cierra plaza, pues la gente esperaba que rubricase su faena en el tercero. No pudo rubricar con los aceros el trasteo, llegando incluso a costarse con el metal. Fue ovacionada su labor y su despedida del ruedo con su cuadrilla.

Puso voluntad Nacho Torrejón en el recibo al segundo del festejo, haciendo también un quite por delantales. Cogió la muleta y brindó la faena al público, sin pensárselo cogió la muleta con la diestra toreando con mando y poder. El eral fue codicioso por el pitón izquierdo. Puso mucha voluntad Torrejón, que se topó con un novillo que no atendía con prontitud a las telas, siendo sus embestidas descompuestas. Mató de estocada en lo alto, el público pidió la oreja sin haber mayoría de pañuelos. Recogió una ovación tras su actuación.

Al quinto lo recibió con gusto Nacho Torrejón en el saludo de capote. El jabonero pedía otra lidia y otras alturas lo que condiciono la faena que no llego a calar en los tendidos, ni a entenderse el de Pantoja con el de Montealto. Hubo algunos momentos de gusto y detalles que calaron en el público. Reiterado fallo con los aceros y silencio tras el arrastre del animal.

Barroso tuvo dos actuaciones destacadas. Novillo codicioso con el que se la jugó de verdad que no fue fácil y ante el que novillero demostró lo mejor de él. Estocada tras pinchazo, con amplia petición y vuelta al ruedo. Al cuarto lo recibió con suavidad con la capa. Bien con la diestra y con gusto al natural, en un torero que destacaron las cercanías. Se tiró sin muleta y no acertó, luego enterró media que hizo doblar al novillo.