El Ayuntamiento de Urda felicitaba el domingo a José Fernández y a María Cruz Torres, que se habían casado el día anterior en el Consistorio manchego después de 33 años de convivencia. La pareja decidió hace unos meses formalizar la relación y se decantó finalmente por la localidad de nacimiento de la esposa.

Dos días antes del enlace, Cruz llamó al Ayuntamiento, uno de los que ha pedido la declaración de zona catastrófica por la borrasca ‘Filomena’, para confirmar que se mantenía la fecha del 16 de enero. Sí, finalmente, el alcalde, Manuel Galán, ofició la ceremonia para que contrajeran matrimonio.

La pareja se había empadronado seis meses atrás para cumplir los requisitos para poder casarse en Urda. Residentes en la Comunidad de Madrid, los trámites allí requerían hasta dos años de espera, por lo que se decantaron por la localidad natal de ella, a pocos kilómetros de Consuegra, la tierra de José.

El endurecimiento de las medidas contra la Covid-19 redujo a solo seis los presentes en el Consistorio: el alcalde, los dos contrayentes, los dos testigos y una sobrina de la novia. «Ha sido surrealista», comentaba ayer a este diario María Cruz por las condiciones de la pandemia y por las consecuencias del temporal ‘Filomena’.

La pareja esperará al verano para poder celebrar una fiesta en Mora con vaquillas como continuidad del enlace del pasado fin de semana. «Estoy contenta y feliz», apunta pese a todo María Cruz.