La Universidad regional y Médicos del Mundo Castilla-La Mancha, con el apoyo de la Concejalía de Juventud y del Instituto de la Mujer regional, trabajaron por sexto año en «la necesidad de erradicar esclavitud y la vulneración de derechos que es la explotación sexual». Bajo esta premisa, se celebró una nueva edición de las jornadas ‘Prostitución y trata de personas con fines de explotación sexual’ con la finalidad de sensibilizar a los jóvenes sobre esta problemática, especialmente en el contexto educativo y entre quienes son «son el futuro de la sociedad, hombres y mujeres, porque es un trabajo conjunto».

La vicepresidenta regional de la ONG Médicos del Mundo y también profesora de la Escuela de Enfermería y Fisioterapia, explicitó ante los más de 150 asistentes la necesidad de seguir trabajando «en el abordaje de esta lacra como una forma de vulneración de los derechos». Por ello, Idoia Ugarte reiteró la importancia de que desarrollar un trabajo conjunto entre organizaciones, instituciones y administraciones para continuar «visibilizando la realidad» que «genera cinco millones de euros al día» y que ha situado a España en el «tercer país» de consumo de prostitución a nivel mundial».

Estas cifras que se complementan con la existencia de «estereotipos y mitos sobre la prostitución y la trata» que deberían eliminarse, conforman un dúo emergente que requiere, apuntó, «de intervenciones coordinadas» en todo los ámbitos pero, sobre todo, en el de la «prevención». Así, destacó Ugarte el programa regional relacionado con la información que sobre igualdad se está gestando en los centros educativos.

Una arista esencial para formar e informar a los más jóvenes de las realidades de una explotación sexual sustentada en la idea de que alguien es el dueño del cuerpo de otra persona». En este punto, advirtió la vicepresidenta regional de la ONG Médicos del Mundo de la «carencia de una educación afectivo-sexual» en las aulas en un mundo en el que, por desgracia, «el modelo pornográfico es la escuela de la prostitución» entre las generaciones más jóvenes. No en vano, «aunque existe mucha información en medios y plataformas, en ocasiones está sesgada y tiene otros intereses que, desde luego, no son la defensa de los derechos humanos» y sí los relativos a intereses económicos y lucrativos.