De Guadalajara al sol

Inmaculada López
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La Misión 'Solar Orbiter', gestada en parte por un grupo de investigadores de la Universidad de Alcalá con sede en el Parque Científico y Tecnológico de Guadalajara, despega con éxito

El satélite de ‘Solar Orbiter’ obtendrá imágenes nunca antes vistas de nuestra estrella más cercana. - Foto: Solar Orbiter

Es la noticia científica del momento. Acapara portadas y titulares de medios especializados y generalistas de todo el mundo. Pero lo mejor de todo es que tiene origen y sello alcarreño. El lanzamiento de la Misión Solar Orbiter, en la madrugada del pasado lunes, se produjo de manera satisfactoria y con la esperanza de que su larga andadura espacial sea también sinónimo de éxito.   

Eran las 5,03 de la mañana en España (23,03 horas en Estados Unidos) cuando el satélite de observación solar que da sentido a este proyecto era lanzado desde las instalaciones de la NASAen Cabo Cañaveral (Florida). El momento fue seguido con enorme expectación desde el Parque Científico y Tecnológico de Guadalajara, ya que este organismo público acoge desde 2012 la Oficina de Proyecto de Energic Particle Dectector (EPD), uno de los diez instrumentos que lleva a bordo Solar Orbiter, ideado para detectar partículas energéticas. «Ha sido una madrugada especial y muy emocionante. Los investigadores nos iban mandando mensajes. Poder seguir todo el procedimiento, que se había lanzado bien, que la sonda se había encendido correctamente, que los instrumentos se habían desplegado... En definitiva, seguirles en tiempo real y ver que todo el trabajo desarrollado durante tanto tiempo había salido bien es muy gratificante», indica Edurne Fernández, responsable de divulgación del Parque Científico y Tecnológico de Guadalajara.

Objetivo. La Misión Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con la NASA, está concebida para estudiar de cerca el sol  y la hilosfera interior (regiones inexploradas y más cercanas) y así comprender, e incluso predecir, el comportamiento errático de la estrella de la que depende la vida humana. En su punto más cercano, la nave se aproximará al Sol más de lo que ninguna otra misión ha logrado, soportando un calor abrasador, y llevará sus telescopios hasta casi un cuarto de la distancia de nuestro planeta a la estrella. Por ello, proporcionará datos e imágenes únicos y hasta ahora inexistentes del Sol. «El objetivo fundamental es responder a algunas preguntas clave que aún quedan por saber sobre nuestra estrella, sobre su funcionamiento y sobre cómo afecta a todo el sistema solar, incluida la Tierra, y así poder predecir cualquier cambio que pueda haber y que tenga influencia sobre nuestro planeta y sobre la vida que hay en él», detalla Javier Rodríguez-Pacheco, investigador principal del EPD, catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Alcalá (UAH) y vecino de Cabanillas del Campo.

Equipo de investigadoresEquipo de investigadoresEn concreto, el instrumento EPD, desarrollado por el grupo de investigación Space Research Group (SRG) de la UAHcon sede en el Parque Científico y Tecnológico de Guadalajara, está concebido para estudiar la composición, los flujos y las variaciones de las partículas energéticas emanadas por el Sol. Será capaz de caracterizar sus propiedades físicas sobre un intervalo energético muy amplio, con el objetivo de determinar su origen, sus mecanismo de aceleración y sus procesos de transporte hasta cualquier punto de la heliosfera y contribuir así a entender la relación entre lo que ocurre en el Sol y los fenómenos que observamos en el medio interplanetario como, por ejemplo, el efecto de las tormentas solares en la magnetosfera terrestre o en las capas superiores de nuestra atmósfera. «De los diez instrumentos que lleva a bordo esta misión hay dos categorías: unos son de teledetección, que son telescopios, y otros son para medir el ambiente que rodea a la nave y uno de estos últimos es el EPD, que tiene como misión justamente el detectar y estudiar las partículas de mayor energía que emite el Sol», añade Javier Rodríguez-Pacheco. «EPDconsta de muchos pequeños sensores telescopios, cada uno destinado a estudiar una energía concreta y cada uno desarrollado por instituciones distintas lideradas por la Universidad de Alcalá, que ha sido la encargada de llevar a cabo este proyecto durante los últimos quince años en los que yo he estado como investigador principal», detalla este cabanillero, quien confirma que se trada de «la primera vez que en España tenemos un investigador principal de un instrumento de la ESA para la exploración del sistema solar, con lo cual ha sido toda una aventura».

Tal y como confirma Javier Rodríguez-Pacheco, Solar Orbiter supone «un hito en la investigación espacial de nuestro país», ya que de los diez instrumentos que abarca, dos de ellos son españoles a nivel de investigador principal y, aparte, «ha habido una colaboración bastante intensa de lo que es la industria aeroespacial española tanto en el desarrollo de los instrumentos científicos como de algunos subsistemas que tiene la propia plataforma», detalla.

A este respecto, Edurne Fernández reconoce que para el Parque Científico y Tecnológico de Guadalajara acoger la Oficina de Proyecto del instrumento EPD de esta misión espacial es algo «importantísimo». «Tener proyectos de esta envergadura en nuestro Parque es de vital importancia para el desarrollo de la parte científica de la entidad», indica. «Nos encanta trabajar codo con codo con los investigadores, tenerlos aquí, conocer su proyecto y ver cómo se ha desarrollado durante todos estos años».

Divulgación. La Misión Solar Orbiter es un proyecto de enorme envergadura incubado desde hace más de una década. En concreto, la presencia de la Oficina de Proyecto del EPD –del grupo de investigación SRG encabezado por Javier Rodríguez-Pacheco– en el Parque Científico y Tecnológico de Guadalajara se remonta al año 2012. «Nuestra labor es apoyar la investigación que se desarrolla en Guadalajara y en Castilla-La Mancha. Que este grupo de investigadores decidiera instalarse en nuestro Parque y que haya mantenido su oficina durante tanto tiempo, que hayamos podido apoyarles en lo que hemos podido, es algo fundamental», insiste Fernández, quien destaca, por otro lado, la «vertiente divulgativa» que desde la institución que representa se ha querido dar a esta misión espacial desde el inicio de su andadura. «Somos unidad de cultura científica reconocida y durante todos estos años hemos divulgado este proyecto, sobre todo, entre los  estudiantes, pero también también lo hemos abierto al público durante las Semanas de la Ciencia y cuando estaba cerca el lanzamiento se hizo una nueva jornada en el Centro Cultural Ibercaja en la que pusimos un documental para que la ciudadanía pudiese conocer toda la historia del EPD y pudiera hablar directamente con los investigadores, que les contaron los detalles de cómo se estaba organizando la misión», explica.

Largo recorrido. Una vez producido el lanzamiento de la nave y el despliegue de sus distintos instrumentos, Solar Orbiter emprende ahora la fase de crucero inicial, que se extenderá hasta noviembre de 2021, realizando dos maniobras de asistencia gravitatoria alrededor de Venus y una alrededor de la Tierra, para elevar su plano orbital y acceder a las latitudes altas, lo que permitirá obtener una primera vista de calidad del campo magnético de los polos. Al mismo tiempo, la misión tomará datos in situ e irá calibrando sus instrumentos de detección. El primer acercamiento al Sol tendrá lugar en 2022, a aproximadamente un tercio de distancia entre la Tierra y el Sol, y se situará a unos 42 millones de kilómetros del del astro rey en sus órbitas más cercanas, una distancia algo menor que la de Mercurio. Esta proximidad significa soportar temperaturas de más de 500 grados, por lo que la nave cuenta con un escudo térmico especialmente diseñado para poder funcionar bajo condiciones tan extremas.

En total, el viaje de Solar Orbiter se prolongará durante nada menos que siete años, observando una perspectiva sin precedentes y estudiando tanto la física solar como la influencia del Sol en el medio interplanetario. Sin duda, una aventura que no resultó fácil desplegar debido, sobre todo, a los obstáculos económicos encontradas por el camino. «La crisis que hemos vivido y las dificultades de financiación del proyecto fueron los momentos más duros y complicados. Suelo decir que partimos en un trasatlántico y que hemos llegado a la otra orilla agarrados al mástil después de la tormenta, pero agarrados al mástil», ironiza Javier Rodríguez-Pacheco. Afortunadamente, esta odisea sideral hoy navega por el firmamento cumpliendo su cometido y con el orgullo de poder alcanzar el Sol desde Guadalajara.