El Ayuntamiento se ha reunido recientemente con los ceramistas que han elaborado los murales cerámicos de grandes dimensiones y con la empresa instaladora para conocer cuáles son las mejores soluciones que eviten nuevos desprendimientos de azulejos. La portavoz el equipo de Gobierno, Flora Bellón, indicó que es una «problemática complicada» por lo que la medida adoptada será la de revisar cada semana los paneles y llevar un análisis pormenorizado para que no vuelvan a caerse azulejos, como ha ocurrido en el de la calle San Clemente.

Las principales deficiencias se han localizado en este último, con varios azulejos caídos, el de Mondas junto a la Iglesia de Santa Catalina, el ubicado en la Plaza San Miguel y el de la farmacia de la calle Alfares.

En el encuentro, las partes acordaron analizar el material y el procedimiento utilizado en la fijación de las piezas que «al parecer no fue azulejo por azulejo». Con ello, se buscará detectar las consecuencias de la mala adherencia que se ha hecho evidente y que ya se deja notar en otros «con algunos azulejos huecos».

La portavoz aseguró que no es posible la retirada de todos los azulejos, «ya que resultaría muy costoso y peligroso» porque podrían romperse. Por ello, se pegarán las piezas caídas que ya están elaborando sus autores, buscando siempre el mismo color con la cocción adecuada. Aquí se encuentra precisamente la principal preocupación de los ceramistas, añadió Bellón, ,ya que «las tonalidades pueden no ser las mismas» pues cada pieza es única. Junto a ello, se llevará a cabo un seguimiento semanal para comprobar su evolución, porque «nadie puede asegurar que no se van a caer», dijo.