Comerciantes y fabricantes de productos para el turismo (espadas, damasquino y souvenirs en general) han perdido «el cien por cien» del negocio (cero ventas este año), siguen pagando impuestos a cambio de nada (como la tasa de basura a pesar de que no generan residuos), tienen el 75% de su patrimonio personal invertido en artículos para los que no hay clientela (su facturación depende al 85% del turista extranjero) y el Estado les deja fuera de las ayudas por un «error» en su identificación empresarial (CNAE o Clasificación Nacional de Actividades Económicas) que les impide optar a los fondos que van a repartirse para hosteleros y hoteleros. Así las cosas Juan Carlos Sánchez, presidente de los comerciantes del Casco Histórico, y Pedro Espinosa, de los fabricantes de recuerdos, reclaman a todas las autoridades (locales. regionales y nacionales) un «plan de rescate» inmediato (no condicionado a mantener el empleo) porque en caso contrario se ven abocados al cierre (a la ruina en muchos casos) y con ellos a la pérdida definitiva de más de seis mil puestos de trabajo directos e indirectos (la inmensa mayoría en Toledo capital y los 550 directos del comercio solo en el Casco Histórico).
Junto al secretario general de Fedeto, Manuel Madruga, Sánchez y Espinosa explican que llevan un año completo (desde mediados de marzo de 2020 que se declaró el estado de alarma) aguantando los mismos gastos de siempre pero sin que les entren ingresos y observando que se quedan fuera de las ayudas porque su CNAE no les identifica como actividad relacionada con el turismo.
Para dar una solución han mantenido reuniones con todas las instancias y por ahora han logrado buenas palabras. El Ayuntamiento de Toledo se compromete a revisar esas tasas que les sigue cobrando y que podrían suspenderse en la medida que no hay consumo de tales servicios.
La Subdelegación del Gobierno promete hacer gestiones para crear un CNAE específico y el delegado provincial de la Junta de Comunidades mediará para que el Gobierno regional modifique el Decreto de ayudas directas a fin de que los incluya ya que cumplen los requisitos principales (y lo sobrepasan, por ejemplo cuando se habla de que haya disminuido la facturación un 40% ellos superan el 90%).
Juan Carlos Sánchez añade que el cambio del modelo productivo no es la solución (no se oponen a que el Gobierno emprenda ese camino con vistas al futuro) porque lo que ahora es necesario son medidas urgentes, inmediatas, de ayuda a estos empresarios que ven como la prohibición de la movilidad nacional e internacional les deja sin capacidad de abrir sus tiendas o poner en marcha sus fábricas y con ello les conduce irremediablemente a bajar las persianas y a echar el candado, salvo que les lancen un salvavidas que les sirva para seguir a flote hasta que las circunstancias sanitarias permitan ir retomando el trabajo.
Aunque tienen abiertas vías de diálogo y esperan que den resultado, no descartan, como están haciendo los hosteleros, convocar las movilizaciones que consideren necesarias a fin de hacerse escuchar por quienes tienen el poder para responder a sus demandas que valoran como justas y razonables.