El príncipe de Asturias, que inauguró oficialmente el nuevo Palacio de Congresos y presidió la ceremonia de entrega de los XVI Premios de la Real Fundación de Toledo, insistió en la «rentabilidad económica» que supone invertir en el patrimonio histórico. Felipe de Borbón, quien manifestó que proteger y conservar las manifestaciones del pasado «debe ser una auténtica política de Estado», agregó que las apuestas por el patrimonio no solamente tienen interés por sí mismas, sino que «a la postre, directa o indirectamente, redundan en crecimiento económico, creación de empleo y, en suma, en el fomento de mayor prosperidad y progreso para toda la sociedad».
La ceremonia, que comenzó tras el descubrimiento de una sencilla placa en presencia del arquitecto Rafael Moneo, autor del edificio, congregó a un millar de personas que llenaron el auditorio del Palacio de Congresos ‘El Greco’. Representantes de las instituciones políticas y culturales de Toledo y Castilla-La Mancha estuvieron presentes en un acto que, si bien menos reivindicativo que en algunas de sus ediciones anteriores -como la que insistió en la paralización del proyecto urbanístico de la Vega Baja por parte de Gregorio Marañón, entonces presidente de la Real Fundación-, también puso de manifiesto la necesidad de preservar la herencia monumental, una apuesta más visible por el mecenazgo y la próxima tramitación parlamentaria de la Ley de Patrimonio de Castilla-La Mancha, entre otras cuestiones.
Don Felipe de Borbón, que expresó su satisfacción por regresar a la ciudad de Toledo -era la tercera vez que presidía una entrega de los galardones de la Real Fundación-, a la que tildó de «expresión de modernidad, desarrollo y convivencia», expresó a su presidente, el exministro Fernando Ledesma, su «reconocimiento profundo a esta institución por la gran labor que realiza a favor del patrimonio cultural, artístico e histórico de España».
- Foto: Yolanda Lancha Preservar este legado, prosiguió el heredero de la Corona de España, supone en primer lugar «una tremenda lucha contra el tiempo y sus efectos físicos, pero también contra otras consecuencias tan perniciosas como el deterioro material», concretamente el «olvido» de los monumentos, contra el que precisamente contribuyen a luchar los galardonados por la Real Fundación.
En mitad de sus palabras, el príncipe de Asturias -quien también posee el título histórico de príncipe de Viana- realizó un inciso para destacar que el arquitecto Rafael Moneo (cuyo reciente Premio Príncipe de Asturias fue recordado a lo largo de las intervenciones) posee asimismo el galardón que lleva por título el nombre de la ciudad navarra, y que otorga el Gobierno foral. Tras sus palabras para el «armonioso y funcional espacio público» que es el Palacio de Congresos ‘El Greco’, Rafael Moneo fue aplaudido.