«No hay nada más demócratico que la práctica deportiva»

A. DE LA PAZ
-

Entrevista a Javier Martín del Burgo, exviceconsejero de Deportes de Castilla-La Mancha y exdirector de la Agencia Estatal Antidopaje

«No hay nada más demócratico que la práctica deportiva» - Foto: David Pérez

Mezcla deporte de alto nivel con educación en edad escolar. ¿De dónde surge esta propuesta?

Es una idea que promueve la editorial Anaya, que tiene en los libros de texto para el sistema educativo español una de sus divisiones más importantes. El programa se llama Juega limpio. El valor educativo y social del deporte y parte de un proyecto similar que hicimos en Castilla-La Mancha durante mi época como viceconsejero a una escala más básica. Fue galardonado con el epígrafe del juego limpio en los Premios Nacionales del Deporte. Anaya me encargó la dirección del proyecto y creé un equipo multidisciplinar con profesorado, gestores del deporte y juristas de prestigio. Una mezcla muy ecléctica de todo aquello que pivota en torno al fenómeno deportivo desde distintos ángulos, incluidos medallistas olímpicos o campeones del mundo que también forman parte del proyecto.

El programa tiene dos partes: el libro de apoyo o de consulta para el profesorado, los entrenadores e incluso las propias familias, más un recurso audiovisual, un DVD con locuciones que sirve de complemento al libro. El libro consta de 27 temas mientras que el recurso audiovisual ejerce de apoyo y explicación de forma muy explícita. Las imágenes son muy llamativas, impactantes, reales y verídicas de acontecimientos que han ocurrido y que tienen que ver con los valores del deporte.

El objetivo es llamar la atención de los poderes públicos para que en un posible, a mi juicio imprescindible, pacto de Estado por la Educación y en un hipotético contenido curricular de nuevas materias apareciera, por qué no, una relacionada con la ética y la convivencia. Algunas herramientas de esta ética y esta convivencia están el deporte. Y en el programa las justificamos y motivamos: hablamos de superación personal, esfuerzo personal, trabajo cooperativo en equipo, valor del líder y del equipo, respeto a las normas, respeto al adversario, saber ganar y saber perder, inclusión, formación de los jóvenes, evitar desviación e ingesta de sustancias perjudiciales y control de las emociones.

En estas edades, entre los doce y los dieciséis años, es cuando se configura la personalidad de los jóvenes. Es un momento crucial. Queremos ser capaces de ir divulgando paulatinamente estos valores hasta que tomen carta de naturaleza y concienciación.

¿Qué ejemplos ilustran el programa?

Hay algunos casos que son muy singulares. Por ejemplo, el momento en el que Iker Casillas y Xavi Hernández, merced a la amistad que tenían por conocerse desde juveniles, estimularon una catarsis positiva de afecto, una amistad que propició el hermanamiento entre toda la plantilla y que España se proclamara campeona del mundo. Eso hay que destacarlo: el Premio Príncipe de Asturias de 2012 fue en honor a esa labor de afecto en beneficio de un propósito de interés nacional.

Otro caso muy emblemático que destacamos es el de Nelson Mandela, quien después de 25 años salió de la cárcel sin una brizna de odio. Mandela se puso a reflexionar sobre la idiosincrasia de su país y se dio cuenta de que una cosa ovoide, un balón de rugby, permitía la reconciliación y el interés común, compartido y afectuoso. La película Invictus aborda esa forma de integración entre distintas etnias.

El tercer ejemplo trata del deporte como elemento para la paz internacional. En la Primera Guerra Mundial las ametralladoras y la artillería cesaron de vomitar plomo una noche de Navidad. Soldados alemanes y británicos disputaron un partido de fútbol. Incluso, en algunas zonas, como el área que rodea el recorrido de la Lieja-Bastoña-Lieja ciclista, la tregua se mantuvo más tiempo. Y fue gracias al deporte.

El año pasado desfilaron las dos Coreas juntas, bajo la bandera olímpica, pese a estar enfrentadas políticamente. Hemos añadido momentos estelares como el gol de Señor [en la victoria 12-1 de España a Malta en 1983]. El mensaje es que si queremos, podemos; que hay que intentarlo siempre. Otro ejemplo viene de un equipo cadete del Real Madrid que anotó, sin darse cuenta, un gol al Sevilla con el portero lesionado. El entrenador del Madrid les indicó que debían permanecer inmóviles tras el saque de centro y permitir un tanto para compensar el logrado con ventaja. Todo esto tiene un valor incalculable. Y lo que es palmario, y permanente en nuestro relato, es el ejemplo que nos dan los paralímpicos.

¿Cuáles son las amenazas para el deporte, tanto en la cima como en la base? ¿Cómo se las puede responder?

El dopaje es una de ellas; otra es la obesidad; otra, que los niños han perdido el hábito del juego en la calle por el cambio de comportamientos. Hay edades en las que los chicos abandonan la actividad física y deportiva y empiezan a seguir otros intereses. Este programa es una herramienta educativa de primera magnitud porque los jóvenes y adolescentes se ven estimulados por el deporte de élite, al que quieren imitar, y esa fuerza del deporte de alto nivel es la que debemos canalizar adecuadamente para que el joven dedique un porcentaje de su horario de ocio a la actividad física. Eso se puede instrumentalizar a través de programas atractivos.

¿Por qué no hay competiciones de base en las que el desempate se dirima, en vez de por goles, según quien menos tarjetas tenga? En los recreos y los barrios se puede valorar también el juego limpio, el buen comportamiento. Todo eso debe surgir desde abajo. Pero muchas veces los padres, guiados por el estímulo de que su hijo puede ser un campeón en potencia, se pueden equivocar. Un padre no es un entrenador, es el progenitor, quien lo ayuda, lo estimula y lo quiere, pero esa función se la debe dejar a los profesores y los entrenadores para que no se confundan los papeles.

Queremos que se enseñen las materias instrumentales, pero también coadyuvar a formar personas integrales a través del deporte, que es una herramienta educativa. Hay otras herramientas como son la música o la plástica, pero van perdiendo espacio en favor del empuje de las nuevas tecnologías. Hay que buscar el equilibrio.

La situación del deporte de élite en la región, más allá de algunos nombres puntuales, no es muy halagüeña, especialmente entre clubes y ligas profesionales.

La decisión de que haya un club privado de élite tiene que ver mucho con el patrocinio y el mecenazgo por parte de aquellas personas físicas o jurídicas que quieren invertir en el sector. Si no hay una inversión decidida y un apoyo de afición, socios y del resto de ingresos que son menester para mantener a un equipo en divisiones altos nos encontramos con la situación actual que tenemos. Equipos como el Balonmano Ciudad Real desaparecieron. Hay equipos que no han desaparecido por la solvencia de su afición y la ciudad, como son los casos de Albacete en fútbol, Cuenca y Guadalajara en balonmano y algunos equipos de baloncesto.

Pero es imprescindible que haya un apoyo financiero de mecenazgo privado porque las subvenciones públicas siempre están, obviamente, muy limitadas. Con la crisis se vio en todas las regiones. En un futuro debate sobre la Ley estatal del Deporte debería aparecer un apartado dedicado al mecenazgo. Es una asignatura que tenemos pendiente: tratar las aportaciones dinerarias y qué desgravaciones pueden tener. Es un camino para estimular y exhortar a la iniciativa privada para que apueste por el deporte no sólo como espectáculo, también como valor.

La última gran competición en que se sigue hablando de valores son los Juegos Olímpicos

Hay un antes y un después entre los de la Antigüedad y los modernos. Es un gran acontecimiento internacional que está custodiado por los principios del Comité Olímpico Internacional (COI) y que goza de un apoyo sustantivo por parte de las naciones que participan. Cuando surge algún conflicto de tipo político el COI está siempre muy pendiente y vigila si tienen que producirse expulsiones. No hay nada más democrático, de forma horizontal y transversal, que la propia actividad física y deportiva. Niños, mayores; hombres, mujeres; de un color, de otro. Todos van a la cancha y en ella rigen las mismas normas para ricos, pobres, inteligentes y humildes sin distinción de raza, procedencia o condición social. Es un fenómeno democrático.

Los Juegos Olímpicos no llegaron a Madrid en ninguno de los tres intentos. ¿Qué ocurrió?

Influyó de forma negativa la crisis económica que nos estaba ya abrasando. Fue determinante. Otros países, como es el caso de Brasil, presentaron su candidatura con fortaleza. También son potencias.

Dirigió la Agencia Estatal Antidopaje desde su creación en septiembre de 2008 hasta abril de 2012. ¿Cómo enfoca España este problema? ¿Cuánto daño en la reputación para el deporte del país causó la Operación Puerto?

La Operación Puerto ya se había desarrollado y efectuado por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuando llegué a la Agencia. En aquel momento procesal, la ley orgánica que creaba la Agencia no tipificaba como delito lo que ocurrió con la Operación Puerto. Esta era la diatriba: había que demostrar médicamente que había un perjuicio claro para la salud de ese deportista porque la venta de sustancias dopantes no estaba todavía considerada como delito, como ilícito penal. Ese fue el problema.

Cuando se celebró el juicio, el juez tomó la decisión de que la sentencia fuera una pena menor. A partir de 2006, sí hay una tipificación como delito para quien vende, facilita o suministra sustancias dopantes. Desde entonces, ha habido casos en que algunos han sido condenados y otros desposeídos.

El panorama general internacional, según la WADA [World Anti-Doping Agency; Agencia Mundial Antidopaje en su traducción al español], apunta a que sólo el 8% o el 9% de los casos pueden escapar al control de dopaje. Se ha avanzado mucho. La clave está en los controles por sorpresa, además de los ordinarios, y en el pasaporte biológico. Extender el pasaporte biológico a todos los deportes es muy costoso, pero este sistema tiene un grado de certeza muy elevado. La tercera pata es la coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que, con la legislación ahora vigente, pueden actuar y desactivar las redes dedicadas a vender, facilitar y suministrar este tipo de sustancias.

Se acusa a Rusia de dopaje sistematizado. Sus deportistas no pueden competir en ciertos campeonatos.

Según todos los estudios, también de las averiguaciones del propio COI, los deportistas rusos merecían una sanción. No les han dejado competir como Estado, con su bandera. Es un escarmiento que hay que dar porque el dopaje no se puede permitir. Es absolutamente impresentable que se haya podido permitir el cambio de sustancias y de envases en los que se deposita la orina. El truque malévolo y engañoso para vaciar de contenido el envase y poner una orina limpia es indigno. La sanción es correcta y esa debe ser la línea. Si hubiera seguido existiendo esta situación se podría haber planteado, incluso, una sanción mayor.

Asociamos dopaje sólo con ciclismo.

El ciclismo, como el atletismo y los deportes que exigen potencia o resistencia, piden más a los maratonianos o a quienes participan en las épicas etapas del Tour de Francia. Y algunos deportistas, al verse más exigidos, no se controlan y se dejan llevar por lo más fácil sin darse cuenta de que al final los van a cazar porque hoy los controles están muy bien diseñados. Mi reflexión es que no han de dejarse llevar por los cantos de sirena y que deben ponerse en manos de entrenadores y médicos con principios éticos.