Oda a la coliflor

N.Izquierdo (EFE)
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Entre algunos de los alimentos que se han popularizado en los últimos años, se encuentra esta crucífera, que logra su apogeo entre los meses de noviembre y abril, y con la que se puede innovar en la cocina para comerla más allá de hervida y aliñada

Algunas frutas y verduras se han vuelto populares y crece el interés por ellas, como sucede últimamente con la coliflor. «En principio es positivo que se popularice el consumir frutas y verduras, pero siempre teniendo en cuenta que un solo alimento nunca será la cura de ninguna enfermedad ni la panacea alimenticia por si sola», esclarece  la nutricionista Ana Molina. «La mejor manera de obtener los beneficios de las verduras es consumir gran variedad de ellas y de manera continua, de por vida, y no como un arrebato porque hoy leo que es bueno y mañana se me olvida», recalca.

La coliflor pertenece a la familia de las crucíferas, a la que también pertenecen el brócoli, las coles, la rúcula, el nabo o el rábano.

Según Molina, se caracteriza por su contenido en vitaminas B5, B6, vitamina C y K, además del ácido fólico y su contenido en potasio. Pero, ¿qué función tiene cada uno de estos elementos en el organismo? Una dieta pobre en vitamina B5 puede ocasionar fatiga, dolores de cabeza, temblores y dolores intestinales, «aunque se encuentra en tantos alimentos que su déficit es raro».

La vitamina B6 ayuda a la producción de neurotransmisores, esenciales para el cerebro y el sistema nervioso. «De hecho, la vitamina B6 es la que utiliza Actimel de forma sintética para atribuirse este beneficio y en la coliflor nos la encontramos de forma natural», aclara.

La vitamina C ayuda al fortalecimiento del sistema inmune y a favorecer los procesos de cicatrización y absorción del hierro, además de ser un potente antioxidante. Mientras, la acción principal de la vitamina K es asegurar una «buena coagulación de la sangre y que no nos desangremos cuando nos cortemos».

El ácido fólico es popularmente conocido por su administración en mujeres embarazadas para evitar malformaciones fetales, además de contribuir al mantenimiento del sistema inmunitario. Y el potasio, enumera Molina, contribuye al control de la presión arterial, al mantenimiento de la contracción muscular, impulsos nerviosos y al buen funcionamiento de riñones y corazón.

Más allá de los múltiples beneficios de esta verdura, Molina advierte que se deben tener en cuenta «ciertos aspectos potencialmente negativos escondidos en la coliflor». Su contenido en fibra y compuestos azufrados, comenta, puede causar una difícil digestión y flatulencias en algunas personas.

«Aun así, se digiere mejor que el resto de las coles por lo que no está contraindicada en personas con patologías digestivas. Dependerá mucho de cada caso individual e, incluso, de qué se acompaña», aclara.

 

Einstein

Ana Molina aconseja romper con los prejuicios preconcebidos y atreverse a probar este alimento, pero cocinado de formas diferentes. En cuscús, como arroz, haciendo una crema, triturada a modo de paté...

Albert Einstein, rememora Molina, argumentaba que si siempre se hace lo mismo, siempre se obtendrá el mismo resultado. Por esta razón, la nutricionista anima a los consumidores a innovar en la cocina con recetas diferentes a las habituales.