La Iglesia plantea retomar las fiestas patronales en Toledo

La Tribuna
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El arzobispo Cerro propone el regreso de «la alegría y el gozo» fuera de los templos siempre que la situación sanitaria lo permita. «Es mucho el tiempo que se ha pasado sin celebraciones externas y forman parte de la vida de la comunidad cristiana»

La Iglesia plantea retomar las fiestas patronales en Toledo

El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, propone el regreso de las procesiones y romerías en las próximas semanas en el territorio de la provincia diocesana. La intención del titular de la primada pasa por «según la normativa sanitaria [y] contando con la autoridad, celebrar lo más normalizado posible las fiestas patronales».

En una carta publicada tras la celebración del Corpus Christi y titulada Que vuelvan la alegría y la fiesta, Cerro ha pedido «dar pasos, aunque sean poco a poco, para que cumpliendo la normativa sanitaria de aforo, tanto en el interior como si es en el exterior, podamos ir haciendo que vuelvan las fiestas a nuestras parroquias, para que vuelvan la alegría y el gozo, que son propios de la vida cristiana». Empleando uno de los argumentos que ya esgrimió en la homilia de la solemnidad del sacramento eucarístico, el prelado ha proclamado que «Jesús no es el aguafiestas de la vida, [sino] la fiesta de la vida que nunca acaba».

Desde la archidiócesis han mostrado su voluntad de «dialogar» para iniciar un proceso que culmine con las imágenes en la calle. Cerro ha pedido «celebrar, si es posible dentro y fuera del templo» las tradicionales fiestas patronales de cada localidad que tienden a tener en el verano su fecha.

La misiva ha recordado que «es mucho el tiempo que se ha pasado sin celebraciones externas y forman parte de la vida de la comunidad cristiana. Estamos convencidos que es un bien para todos los pueblos y aquello que está arraigado en nuestra gente hemos de procurar que pueda seguir realizándose con una cierta normalidad, pues se echa mucho de menos».

Cerro asegura que «son muchas las personas que nos lo dicen y nos lo piden, para que vayamos, sin prisas, pero sin pausa, y respetando la normativa sanitaria, a vivir la alegría y el gozo del encuentro cristiano en la calle, en las plazas y en la vida».

La propuesta surge del propósito de ir «normalizando la situación de vivir nuestra religiosidad dentro y fuera de los templos» y ha definido a la muestras públicas de fe como necesarias para unas «vidas tan heridas y necesitadas de esperanza».