El libro de los milagros de la Escuela de Arquitectura

L.G.E.
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La Escuela de Arquitectura celebra su primera década con la edición de un libro que recopila las siete ediciones completas de la revista propia de la Facultad 'Maet'. «Esto es casi un milagro», reconoció el director de la Escuela

«La revista puede continuar con una nueva etapa o no», comentó la directora de la misma, Nieves Cabañas. - Foto: David Pérez

La Escuela de Arquitectura de Toledo nació hace diez años, cuando la burbuja inmobiliaria estaba más que pinchada y cuando «había la obsesión por parte de los que teníamos el carné de conducir de arquitecto que no hubiera ninguno más para que no nos ganaran en los concursos de arquitectura», como recordó esta tarde el director de la Escuela, Juan Ignacio Mera. «Había sensación de que no había futuro», comentó. Pero han pasado diez años y la Escuela de Arquitectura no solo sigue en pie, sino que el propio Mera reconoce que se ha trabajado «para lo que empieza a ser, una escuela de referencia en España». Y eso en solo una década. «Esto es un principio, es casi un milagro», apuntó.

Ese milagro se celebra este año y para hacerlo se ha editado en un libro que recopila las siete ediciones de la revista Maet, una revista propia de la facultad. Es un libro voluminoso, lo que quedó demostrado cuando el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Miguel Ángel Collado, lo puso de pie y sonó la madera de la mesa del golpe. Recoge siete años de la obra y milagros de la Escuela de Arquitectura, de lo que han hecho los profesores y también los estudiantes.

Collado cree que una de las claves de este milagro está precisamente en esa conexión entre profesores y alumnos. «Estáis todos en buena sintonía, con ganas de hacer cosas en común», destacó. Dijo que esa integración es fundamental. «El esfuerzo que hace la Escuela de traer invitados todas las semanas, que pongan su punto de vista, que hagan debates y que contradigan lo que puedan decir Juan, Javier o Nieves, eso enriquece», destacó.

Además destacó que esos invitados vienen por la valía de la Escuela. Explicó que en este caso el dinero para conferencias no se utiliza para pagar al ponente, sino para organizar una comida con estudiantes y aprovechar así la estancia completa del invitado. Así se hizo con Moneo, si bien comentó que «el menú era una especie de queso, una especie de jamón, algo que parecía paella». Collado reconoció que pasó «vergüenza» cuando el arquitecto le preguntó si en Toledo no se podía encontrar un queso mejor. El rector, que comentó que casi era un milagro dar de comer a 80 estudiantes, más profesores, con 400 euros, le contestó a Moneo que «la gente sigue viniendo, porque está muy a gusto aquí».

El modelo de Toledo. Y no solo es que los invitados sigan viniendo a la Escuela de Arquitectura, sino que el número de alumnos crece. Empezaron con cincuenta, porque explica que tener un grupo de reducidos tiene muchas ventajas, aunque acarrea también sus dificultades. En el último curso se ha crecido hasta los 63 y eso en un momento en el que la demanda de estudios baja en España «y en arquitectura más». Además dice que en el debate sobre grados y másters que hay en la universidad española, está sobre la mesa el «modelo de Toledo» que integra el grado con el máster. «En Madrid pocos están estudiando el máster y se autolimita profesionalmente», comentó.

La directora de la revista, Nieves Cabañas, explicó que Maet «se ha ido perfeccionando» año tras año. Destaca que se mantiene como característica que la portada representa a los estudiantes y la contraportada a los profesores. Se acordó, como todos los intervinientes, del primer director de la Escuela, Manuel de las Casas, pues señaló que también fue suya la idea de publicar una revista como medio de difusión de este centro.

El periodista Adolfo de Mingo, al que pueden leer en La Tribuna, y que recientemente se ha incorporado como profesor de la Escuela, destacó que son pocas las facultades de Toledo que editan revistas propias. De Maet subrayó que tiene un «formato bastante ágil, es atractiva» y que refleja ese «debate entre quien aprende y quien enseña».