Más de la mitad de las empresas no tiene empleados

Álvaro de la Paz
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Solo 90 compañías cuentan con más de un centenar de empleados en nómina. El pequeño tamaño de la mayor parte de las sociedades deviene en problemas de competitividad y dificulta su pervivencia en el medio y largo plazo

Más de la mitad de las empresas no tiene contratados - Foto: David Perez Redactor grafico La Tribuna

El tejido empresarial de Toledo recupera densidad a medida que la crisis económica va quedando atrás, aunque el músculo de sus empresas sigue siendo débil. El volumen de trabajadores empleados en las sociedades domiciliadas en la provincia refleja que una gran proporción de las mismas no tiene trabajadores en nómina. Así, hasta 23.646 sociedades, de las 43.961 que había en Toledo con actividad reciente el pasado 1 de enero, no cuentan con ningún empleado más allá de la persona física responsable de la compañía. Expresado en términos relativos, el 53,8% del total de las empresas que operan en el territorio provincial no generan puestos de trabajo adicionales y su desarrollo laboral se limita al autoempleo.

La escasez de plantilla se extiende por prácticamente todo el tejido societario que desarrolla su actividad desde Toledo. Micropymes, aquellas compañías con menos de diez empleados, y pymes, las que operan con menos de 50 asalariados, son el tipo de empresa más habitual en la provincia: la suma de ambas supone un abrumador 99,5% del total. Así de cada millar de sociedades activas en Toledo, solo cinco contarían con más de medio centenar de empleados en nómina.

Autónomos y pequeños emprendedores forman, por tanto, el corazón del empresariado toledano. Su empeño, sin embargo, topa con una realidad compleja y en la que el tamaño puede determinar el éxito de la aventura. La escasa fortaleza de estas empresas les hace muy sensibles a la coyuntura económica, reduciendo, además, sus posibilidades de encontrar buenas oportunidades en apartados como la atracción de los mejores recursos humanos disponibles o la financiación suficiente para nuevos proyectos de crecimiento. Sus reducidas posibilidades pueden terminar convirtiéndose en perjuicios frente a otros competidores con más músculo y mayores capacidades para ofrecer carrera laboral o captar financiación externa. Asimismo, las pequeñas empresas cuentan con mayores dificultades de inicio para lanzarse a la búsqueda de nuevos mercados (foráneos, principalmente) en los que vender sus bienes o servicios.

Apenas 90 empresas toledanas realizan su actividad con más de un centenar de trabajadores en plantilla. Dentro de este apartado, cabe reseñar las cinco que tienen entre 500 y 900 empleados y la existencia de una sociedad que sobrepasa los 5.000 asalariados. Castilla-La Mancha reproduce este mismo patrón: el 53,5% de sus empresas no tiene ningún trabajador a su cargo y las microempresas forman el grupo más numeroso de compañías según su tamaño. En toda la región hay apenas 284 iniciativas con actividad con más de un centenar de empleados.

La radiografía del tejido empresarial toledano profundiza en una dualidad que vienen reflejando otros indicadores: el crecimiento está enjugando los daños de la crisis, pero el desarrollo de la economía viene marcado por un recuperación de alcance limitado, aún parcial, y sustentada en empresas sin una excesiva fortaleza en cuanto a capital financiero y humano.

SE DESPLOMAN LAS S.A. Toledo cuenta con 604 sociedades anónimas activas. En el año 2008, existían 999 sociedades anónimas que habían tenido algún tipo de actividad en los meses anteriores. La caída, de casi el 40% en este apartado, evidencia las dificultades de las sociedades más capitalizadas tanto para mantenerse abiertas como para ser elegidas como forma jurídica para el desarrollo de una actividad económica. Empresas con menor necesidad de capital desembolsado para su fundación, pensadas para tener un tamaño menor -menos facturación y menos trabajadores- son ahora las fórmulas más seleccionadas. Los empresarios de la provincia apuestan por formas jurídicas diferentes y más flexibles para su aventura emprendedora.

La caída en el número de sociedades anónimas activas se mantiene constante desde aquel 2008: su cuantía total se ha ido reduciendo cada año. Un caso parecido, aunque no tan pronunciado, ocurre con las sociedades limitadas. De las 16.394 que había en el año 2008 sobreviven 14.522 una década más tarde, según el registro del INE. La caída alcanza el 11,4%. Las pequeñas empresas, sin embargo, son hoy más numerosas que en el momento que marca el comienzo de la crisis económica. El menor riesgo que se asume y las más ligeras condiciones impuestas para la creación de este tipo de sociedades se intuyen como causas de la pérdida de atractivo de sociedades anónimas y sociedades limitadas.