Biutiful nius: Las otras noticias de la semana

Sofía Esteban
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Biutiful nius: Las otras noticias de la semana

La tentación se aloja en los baños

La Edad Media ha pasado a la Historia no solo como uno de los mayores períodos de oscurantismo y estancamiento de la Humanidad por sus constantes conflictos bélicos, el poder absolutista del Rey y una injusta sociedad basada en estamentos, sino por la poca afición de los ciudadanos a darse una ducha, que llevaron a virus y bacterias a campar a sus anchas y fomentar las grandes plagas. 

Cuentan las malas lenguas que Isabel la Católica se jactaba de haberse dado dos únicos baños en su vida: cuando nació y el día de sus esponsales con Fernando. No obstante, parece ir bastante a la baja, ya que la costumbre era tomar las aguas un día al año, que solía coincidir con el cumpleaños. También con las bodas, preferentemente en primavera, para llevar un buen ramo de flores que alejara el olor de los pestilentes novios. 

Sin embargo, todas estas creencias están ahora en revisión de la mano de la investigadora inglesa Katherine Harvey, que asegura que los ciudadanos no eran tan poco limpios como se cree. 

En un artículo publicado en la BBC, la historiadora relata que Juana la Loca sentía tal afición por lavarse el pelo, que su marido, Felipe el Hermoso, llegó a temer que enfermara. La preocupación respondía a la idea de que demasiado remojo debilitaba el cuerpo. De hecho, se atribuye a Alfonso VI la destrucción de todos los baños de su reino en el siglo XI tras varias derrotas de sus tropas contra los musulmanes. 

Pero, ¿qué había detrás, entonces, de la falta de higiene en el Medievo? Ni más ni menos que la promiscuidad. Las termas de la lujuria, con hombres y mujeres juntos y revueltos, eran la tentación de la época. Un pecado mortal a evitar para el buen cristiano, con piojos, chinches y pulgas como penitencia.

 

Pillados por un puñado de ‘me gusta’

Unas deportivas de marca, varias cachimbas, tabaco y un buen surtido de bebidas alcohólicas. Importe: 485 euros. Es el cargo que le llegó hace unos días a la tarjeta de crédito de una pensionista que, lejos de haber decidido darse un festín, comprobó que se había convertido en objeto de uno de los robos más frecuentes del siglo XXI. 

La mujer es una de las decenas de víctimas de una banda de ciberdelincuentes que ha sido desarticulada en Granada. Liderada por dos menores, uno de ellos un viejo conocido de la Policía tras haber hackeado el servicio madrileño de salud y el alquiler de bicicletas de la comunidad, el grupo tenía en su poder 770.000 contraseñas para suplantar identidades y dejar a cero las cuentas. 

Al menos 47 estafas se le atribuyen a estos virtuosos de los secretos de internet a los que no había capricho que se les resistiera. Para disfrute propio o por encargo a precios de saldo, el negocio prosperaba a velocidad de crucero hasta que un error de principiante los dejó en bragas. Adictos a las redes, publicaron grabaciones de sus andanzas con las que día a día multiplicaban seguidores. Uno de sus likes fue precisamente de la Policía.

Y a las ocho horas, resucitó...

La historia de Zinaida Kononova, de 81 años, llega desde la oscuridad más profunda de una morgue de Rusia. Con 81 años, será de las pocas personas que ha vuelto a la vida tras ser declarada legalmente muerta en un hospital. Todo comenzó con una obstrucción intestinal. Difícil de remediar con medicamentos, la anciana tuvo que someterse a una delicada operación que, según certificaron los doctores, fue incapaz de superar, por lo que el cuerpo sin vida fue trasladado al depósito de cadáveres pasada la medianoche. 

La resurrección llegó al amanecer, cuando una sanitaria sí que estuvo a punto de morir, pero del susto, al encontrarse a Kononova tirada en el suelo tras intentar escapar de la camilla. El error médico que la trasladó a la morgue antes de los 120 minutos reglamentarios de comunicar el fallecimiento parece evidente. Pero, yo me la imagino contando a sus nietos una versión más mística, que la devuelve a la vida en misión secreta de ángel de la guarda.

Ballet sobre los charcos 

40 segundos fueron suficientes para que Anthony Madu enamorara al mundo. Los virtuosos saltos y giros sin fin sobre los charcos en una calle sin asfaltar de Laos del pequeño de 10 años descalzo han dado la vuelta al mundo demostrando que el talento no entiende de edad, sexo, color o clase social. 

Desafiando a sus padres, con pocos recursos y que proyectaban para él un futuro consagrado a Dios, la perseverancia de Anthony ha dado sus frutos. Fue su maestro de ballet en la escuela gratuita Leap of Dance de la ciudad nigeriana quien realizó el vídeo que ha traspasado fronteras y que hizo que las actrices Cynthia Erivo y Viola Davis decidieran compartir en Twitter. La grabación llegó hasta la prestigiosa compañía de danza American Ballet Theatre de Nueva York. Allí será donde, gracias a una beca, Anthony danzará el próximo curso para que su sueño de convertirse en bailarín profesional pueda ser realidad.

Nieva chocolate en Suiza

Acostumbrados a que sus calles se cubran de blanco en invierno, sí, pero no de marrón en verano... Los habitantes de Olten, en Suiza, no daban crédito a lo que veían sus ojos hace unos días cuando del cielo caía una lluvia de pequeñas partículas de cacao que de natural, lógicamente, tenía poco. 

Este curioso fenómeno, que tiñó parques, coches, fuentes y tejados, fue producto de un maravilloso fallo del sistema de ventilación de la fábrica de Lindt & Spruengli, que casi como por arte de magia dejó los hogares convertidos por unas horas en aquella casita de chocolate que levantaron los Hermanos Grimm y con la que fantasean niños de todas las edades hasta que aparece la bruja.